
15 SEPTIEMBRE 2025- INTERNACIONAL- Durante la noche del domingo, Ucrania atacó una refinería de petróleo en Rusia, una de las más grandes del país, ubicada en la región de Leningrado. El bombardeo con drones provocó múltiples explosiones y un incendio que pudo observarse a kilómetros de distancia, según confirmaron fuentes de ambos bandos. La planta de Kirishi, operada por Surgutneftegas, produce más de 350.000 barriles de crudo diarios, lo que la convierte en una infraestructura clave para la economía rusa. Kiev argumenta que la ofensiva busca golpear directamente una de las principales fuentes de financiamiento de la guerra emprendida por el Kremlin.
Una refinería estratégica bajo fuego
El ataque a la refinería de petróleo de Kirishi es parte de una estrategia más amplia de Ucrania para presionar a Moscú. Según el Estado Mayor ucraniano, más de 80 drones fueron lanzados contra distintos puntos de Rusia, en una de las operaciones más intensas en semanas. Aunque las autoridades rusas aseguraron que la mayoría fueron interceptados, el gobernador Alexander Drozdenko admitió que tres drones cayeron sobre Kirishi y provocaron el incendio. Pese a que no se reportaron víctimas, el silencio de Moscú sobre los daños reales alimenta las dudas sobre la magnitud del impacto.
La planta de Kirishi procesa 18 millones de toneladas métricas de crudo al año, lo que la coloca entre las tres principales refinerías de Rusia. Especialistas advierten que un ataque exitoso contra una instalación de este tamaño no solo afecta la capacidad de exportación rusa, sino que también puede agravar la actual crisis de combustibles dentro del país. En varias regiones ya se han visto largas filas de vehículos por falta de gasolina, lo que llevó a las autoridades a aplicar medidas de racionamiento y suspender exportaciones temporalmente.

Consecuencias internacionales y presión política
El ataque ucraniano llega justo después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, endureciera su discurso contra el petróleo ruso. Amenazó a los aliados de la OTAN con aranceles de hasta el 100% si no frenan sus compras de crudo a Moscú. Washington sostiene que cortar ese ingreso es clave para reducir la capacidad de Rusia de sostener la invasión. De hecho, Trump ya ha mantenido reuniones con Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, aunque hasta ahora sin avances significativos hacia una negociación definitiva.
Analistas internacionales destacan que este nuevo escenario combina la guerra militar con una fuerte guerra económica. Si bien Ucrania logra golpear infraestructuras sensibles, Rusia sigue siendo el segundo mayor exportador de petróleo del mundo y cuenta con reservas suficientes para amortiguar los efectos inmediatos. No obstante, la escalada de ataques con drones deja en evidencia vulnerabilidades críticas en la defensa rusa y plantea la necesidad de mayor protección en sus instalaciones energéticas.

Impacto energético global
Más allá del enfrentamiento directo, este ataque a la refinería de petróleo rusa plantea riesgos para los mercados energéticos internacionales. La incertidumbre sobre la producción y exportación rusa ha provocado en las últimas semanas un aumento de precios en los mercados europeos y asiáticos. Algunos expertos señalan que, de continuar los ataques, el suministro global podría tensionarse aún más, beneficiando indirectamente a países productores como Arabia Saudita o Estados Unidos, pero golpeando a consumidores que ya enfrentan inflación. En este sentido, el conflicto no solo es bélico, sino que también se convierte en un factor desestabilizador de la economía global.