
Uno nació en Queens, el otro en Pretoria. Ambos heredaron fortunas y construyeron imperios en torno a su nombre. Uno llegó a la Casa Blanca, el otro al espacio. A pesar de sus diferencias de origen, Donald Trump y Elon Musk han mantenido trayectorias públicas marcadas por su notoriedad, capacidad de influencia y visibilidad constante.
La relación entre ambos, que combinó elementos empresariales, políticos y personales, ha terminado de forma abrupta este 5 de junio, tras una serie de declaraciones cruzadas sobre el proyecto presupuestario del Gobierno de Estados Unidos que han desembocado en una guerra abierta en el seno del movimiento MAGA (Make America Great Again) que amenaza el dominio hasta ahora incuestionable del presidente Trump.
Lo que comenzó como una alianza estratégica durante la campaña presidencial de 2024 ha derivado en un enfrentamiento abierto, con acusaciones, amenazas contractuales y consecuencias económicas directas.
Dos figuras con plataformas propias
Trump construyó su influencia mediática a través de medios tradicionales, bienes raíces y programas televisivos. Musk lo hizo mediante el desarrollo de empresas tecnológicas y la innovación industrial. Ambos optaron por consolidar sus mensajes en plataformas digitales de su propiedad: Truth Social, en el caso del presidente estadounidense, y X, en el caso del empresario sudafricano.
Estas plataformas se han convertido en sus principales canales de comunicación directa, para permitirles expresar posturas sin intermediarios. En ambas, los mensajes suelen generar amplias reacciones públicas y repercusiones inmediatas.
Tanto Trump como Musk destacan por su estilo comunicativo directo, sin filtros, y por hacer anuncios o emitir opiniones a través de redes sociales, a menudo en tiempo real y sin previa confirmación institucional. Esta característica ha influido en la cobertura informativa, en las dinámicas políticas e, incluso, en los mercados financieros.
Sus declaraciones más recientes han reflejado posturas encontradas respecto al gasto público y las políticas fiscales de EE.UU. y el acceso a contratos gubernamentales. En pocos días, la situación ha escalado de los desacuerdos técnicos a los cuestionamientos personales.
Colaboración política y desacuerdo administrativo
Durante la campaña presidencial de 2024, Elon Musk brindó apoyo financiero a la candidatura de Donald Trump. Tras la victoria electoral, ambos mantuvieron una relación de cooperación que incluyó la participación del empresario en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un órgano consultivo enfocado en el recorte de la administración estadounidense.
Sin embargo, el pasado mes de mayo comenzaron a surgir tensiones en torno a un nuevo proyecto de ley de gastos respaldado por el presidente. Musk expresó su desacuerdo con el contenido del texto legislativo, mientras que Trump manifestó sentirse decepcionado por las críticas recibidas.
El intercambio entre ambos ha tenido repercusiones más allá del plano retórico. Las acciones de Tesla, compañía dirigida por Musk, registraron este jueves una caída significativa tras las declaraciones de Trump sobre posibles cancelaciones de contratos gubernamentales. A su vez, Musk anunció que SpaceX reevaluaría su colaboración con organismos públicos.
El presidente, por su parte, retiró el respaldo a ciertas iniciativas asociadas al empresario, incluidas nominaciones de terceros vinculados a proyectos tecnológicos.
Dos liderazgos con proyección global
Pese a la ruptura, tanto Trump como Musk seguirán siendo figuras con presencia constante en la esfera pública. El primero, desde su cargo en la Presidencia de Estados Unidos. El segundo, como principal ejecutivo de varias empresas tecnológicas con operaciones internacionales.
El futuro de su relación es incierto, pero la trayectoria de ambos sugiere que seguirán ocupando espacios relevantes en sus respectivos campos. El episodio protagonizado por ambo este 5 de junio pone de relieve la complejidad de las alianzas entre actores de alto perfil cuando convergen intereses políticos, económicos y personales. Trump y Musk no han chocado porque sean opuestos. Han chocado porque son lo mismo.
Con información de EFE
Es una pena que dos figuras tan influyentes hayan terminado su relación de esta manera. A veces, parece que las diferencias personales pueden más que cualquier tipo de colaboración que podrían haber tenido.
Es una pena que dos figuras tan influyentes hayan tenido que terminar su relación de esa manera. La verdad, a veces parece que se pelean más por el ego que por ideas realmente importantes.
Es una pena que dos figuras tan influyentes como Trump y Musk hayan llegado a este punto. La verdad, sus ideas y proyectos podrían haber hecho mucho más si hubieran trabajado juntos. Pero bueno, así son las cosas en el mundo de los poderosos, a veces se pelean y se olvidan de lo que podrían lograr.