23 DE SEPTIEMBRE DEL 2025 – NACIONAL. Una crisis humanitaria silenciada está ocurriendo en Estados Unidos, donde miles de expedientes de personas desaparecidas han sido eliminados de la base de datos oficial, NamUs, en un movimiento que afecta de forma desproporcionada a la comunidad hispana. A pesar de que cada año se reportan alrededor de 120 mil latinos desaparecidos, el gobierno de Donald Trump ordenó una «rasurada» de la información, dejando a familias como la de Rolando Gutiérrez, quien desapareció el 30 de agosto, en la completa incertidumbre. La eliminación de estos datos clave, como fotos y características físicas, hace que la búsqueda de sus seres queridos se vuelva casi imposible.
La orden ejecutiva de Trump, emitida el 20 de enero, que busca eliminar programas de inclusión y diversidad, ha tenido un efecto devastador en esta base de datos, manejada por el Instituto de Investigación Científica (RTI). De más de 600 mil personas desaparecidas anualmente, solo quedan 25 mil 733 casos activos, y miles de expedientes hispanos han sido prácticamente borrados. Activistas y familiares denuncian que esta acción es una muestra de desprecio hacia la crisis humanitaria que vive la comunidad migrante y latina en el país, dejando a las familias más vulnerables a su suerte.

Un Sistema que no Ayuda y el Miedo de la Comunidad
El caso de Rolando Gutiérrez Vázquez, un ciudadano estadounidense que sufrió un trastorno de persecución por el clima anti-inmigrante, es un ejemplo doloroso de esta crisis humanitaria. Aunque su madre lo reportó a las autoridades, su ficha no aparece en el sistema oficial. La policía de Santa Ana, California, le dijo a su madre, María Vázquez, que no podían hacer nada para ayudarla. Este tipo de respuestas y la desconfianza hacia las autoridades locales y federales dificultan aún más la denuncia de las desapariciones, dejando a las familias en una búsqueda solitaria.
Este temor no es infundado. Activistas como Alberto Godínez, en California, explican que la comunidad migrante vive con un profundo miedo a las autoridades estadounidenses y una desconfianza hacia las mexicanas, lo que crea una situación de «fuego cruzado». Con la reciente autorización de la Suprema Corte de Estados Unidos para que los agentes migratorios detengan a personas por su aspecto, ser latino se ha vuelto sinónimo de sospecha. Esta situación de constante estrés está afectando la salud mental de los migrantes, llevando a casos de delirio de persecución y otras enfermedades mentales que, a su vez, pueden derivar en desapariciones.

A diferencia de la situación en México, donde la crisis humanitaria de personas desaparecidas es un problema de inseguridad, en Estados Unidos se suma el factor de la vulnerabilidad y el miedo a la deportación. Al eliminar la información, el gobierno federal está dificultando aún más las búsquedas. Antes se podían hacer búsquedas por etnia y ubicación, lo que ha sido eliminado, complicando la labor de organizaciones como 1-800 Migrante. Esto no solo afecta a los indocumentados, sino también a ciudadanos estadounidenses de origen latino, quienes pueden tener problemas si sus datos en el sistema oficial no coinciden con su identidad real.