
30 DE JUNIO-Elizabeth Butler recorre varios supermercados en West Virginia para conseguir los mejores precios y estirar al máximo la ayuda del programa SNAP, con la que alimenta a su familia de tres personas. Sin embargo, ni así logra que la comida les dure todo el mes. Como ella, más de 42 millones de estadounidenses podrían verse afectados si el Congreso aprueba el recorte a este subsidio, impulsado por la administración de Donald Trump.
El llamado «gran y hermoso proyecto de ley», como lo bautizó el expresidente, plantea fuertes recortes alimentarios a programas como SNAP y Medicaid, con el argumento de equilibrar el presupuesto y bajar impuestos. El Senado ya alista una votación crucial, y de aprobarse, la propuesta llegaría a la Cámara de Representantes antes de ser firmada por Trump, quien presiona para que se vote antes del 4 de julio.

La medida ha generado preocupación entre los sectores más vulnerables. SNAP brinda apoyo mensual para alimentos a personas mayores, familias con hijos y personas con discapacidad. Solo en West Virginia, el 16% de la población depende del programa. El mismo estado que votó de forma abrumadora por Trump ahora enfrenta un golpe directo al bolsillo.
Pese a las promesas de campaña, los precios de productos básicos como leche, huevos y carne no han bajado. De hecho, muchos ciudadanos sienten que los alimentos están más caros que nunca. Mientras tanto, el gobierno afirma que los recortes alimentarios harán más eficiente el programa y bajarán los precios, aunque no ha explicado cómo.
El proyecto genera divisiones internas entre los republicanos. Algunos senadores de zonas empobrecidas temen perder votos en las elecciones de 2026 si los recortes afectan a millones de familias. Otros, en cambio, han cedido ante las presiones del partido y del propio Trump, dejando de lado sus preocupaciones iniciales.
Para familias como la de Jordan, un joven padre de dos hijos, el SNAP ha sido esencial para sobrevivir. Él y su esposa reciben unos 700 dólares al mes, pero ya consideran buscar un segundo empleo si los recortes a SNAP se concretan. Historias similares se repiten en todo el país, reflejando una desconexión entre las decisiones del Congreso y la realidad que viven millones de hogares estadounidenses.

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