CIUDAD DE MÉXICO.- Primero sonaron las sirenas: en Jerusalén, en Jericó, en la región del Néguev. Después, la lluvia de misiles. Y las explosiones aéreas, prueba de que la Cúpula de Hierro, el avanzado sistema de defensa de Israel, estaba haciendo su trabajo.
El ataque sin precedentes de Irán obligó a la población a refugiarse en los sótanos, temerosa de que, entre la lluvia de fuego aéreo, uno superara a la defensa de Israel.
Un herido, oficialmente, tras la furia iraní que más que daños, hería el orgullo nacional al llegar al corazón del país.
Las sirenas sonaban fuerte, pero la población intentó mantener la calma. Tras más de seis meses de guerra en Gaza, están acostumbrados a vivir bajo alerta. En Tel Aviv, incluso, los bares abrieron sus puertas y lucían llenos.
Un estudiante universitario dijo a la cadena británica BBC que es “una noche normal en Tel Aviv”.
Fiesta en Irán
Mientras los israelíes se encerraban, en Irán festejaban. Grupos de personas salieron a las calles en Teherán y otras ciudades, bajo el clamor de “Muerte a Israel” y “Muerte a Estados Unidos”.
Vídeos publicados en redes sociales mostraban a decenas de personas en la plaza Palestina de Teherán, ondeando la bandera iraní y de la Guardia Revolucionaria, que organizó la ofensiva contra Israel en represalia por el ataque, el 1 de abril, en el Consulado de Irán en Damasco, que mató a siete de los suyos. Una “reparación de honor” que amenaza con derramar el conflicto… y la sangre.
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