
El ambiente solemne del #Vaticano por el próximo #cónclavepapal se vio suavizado por una anécdota tan insólita como divertida. En plena preparación para uno de los eventos más sagrados de la Iglesia católica, un cardenal extranjero descubrió que hasta en la #CasaSantaMarta, donde se hospedan los purpurados, los pecados del minibar se pagan… literalmente.
Todo comenzó tras una cena entre colegas, cuando el misterioso cardenal invitó a otros a su habitación para compartir una copa. Sin saberlo, estaba vaciando por completo el minibar del hotel, convencido de que todo estaba incluido en el «paquete espiritual». “Pensó que era gratis”, reveló el arzobispo emérito Anselmo Guido Pecorari, quien narró la historia sin dar nombres, para proteger a su “gran amigo”.
La sorpresa llegó al día siguiente, cuando el religioso encontró la factura cargada a su cuenta. Lejos de tratarse de un error celestial, el cobro fue real y contundente. El cardenal se mostró visiblemente molesto al descubrir que los licores no eran parte del voto de pobreza ni mucho menos de la hospitalidad vaticana.

Mientras tanto, la Capilla Sixtina permanece cerrada al público mientras se alistan todos los detalles para el inicio del cónclave el 7 de mayo. Los bomberos ya colocaron la tradicional chimenea, por donde pronto se verá salir humo blanco o negro, señal de si ya hay o no un nuevo papa. Todo esto bajo un clima de estricto secreto y oración.
La Casa Santa Marta, moderna residencia donde se alojan los cardenales, ofrece todas las comodidades necesarias para un retiro espiritual… excepto bebidas alcohólicas sin costo. Con más de 100 habitaciones, es también símbolo del aislamiento total: sin celulares, sin televisión y, aparentemente, sin minibar libre.
Es genial ver que se están tomando medidas para mejorar la situación, pero a veces me pregunto si realmente van a hacer la diferencia. Hay muchas promesas que al final se quedan en palabras. Ojalá esta vez sea diferente y se vean resultados reales.
Es genial ver que se están tomando medidas para cuidar el medio ambiente, pero a veces siento que se quedan en palabras y no en acciones concretas. Necesitamos más compromiso real y menos promesas vacías.