1 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. La diplomacia parece haber llegado a un punto de no retorno entre Washington y Caracas. Tras el fracaso de una primera conversación telefónica entre el presidente de EE.UU., Donald Trump, y el líder del régimen venezolano, Nicolás Maduro, la tensión ha escalado a niveles de «último recordatorio», según fuentes militares estadounidenses. El almirante retirado James Stavridis fue categórico al señalar que el tiempo de las negociaciones se ha terminado, marcando una semana de alta presión que se interpreta como la cuenta regresiva para la Operación Lanza del Sur. En Venezuela, la población vive esta aproximación al «Día D» con una mezcla de incertidumbre, miedo y una renovada, aunque cautelosa, esperanza de cambio.
Ultimátum Agotado: La Vía Militar se Consolida
El mensaje de la Casa Blanca ya no es una advertencia, sino un ultimátum definitivo. Stavridis precisó que, después de la fallida gestión diplomática, la única opción que queda es «tomar el acuerdo y vete», ya que «después de esto, ya no habrá negociación». Esta postura de línea dura ha puesto en marcha los preparativos finales para lo que los expertos anticipan: una Operación Lanza del Sur que comenzaría con ataques aéreos para neutralizar las defensas chavistas. Posteriormente, se ejecutarían «golpes quirúrgicos» contra instalaciones estratégicas, líderes militares y las redes del narcotráfico, en un esfuerzo por desmantelar el liderazgo del régimen.
La herramienta jurídica que allana el camino para trasladar las operaciones militares desde el Pacífico y el Caribe a territorio venezolano es la designación del Cártel de los Soles como una «organización terrorista internacional». Esta acción, adelantada por el secretario Marco Rubio y activada el lunes 24 por el Departamento de Estado, proporciona la base legal para una Operación Lanza del Sur con objetivos legítimos, al equiparar al gobierno de Maduro con grupos como Al Qaeda o el Ejército Islámico. El analista Enderson Sequea ve en este movimiento el «parteaguas en la historia de nuestra liberación nacional», dada la gravedad y la connotación de la nueva etiqueta impuesta por Washington.
El músculo militar de Estados Unidos se ha hecho visible con el desplazamiento de figuras clave y un despliegue de activos solo comparable a momentos históricos de máxima tensión. El general Dan Caine, principal mando militar de EE.UU. y reconocido artífice del bombardeo a Irán, pasó revista a sus tropas en Puerto Rico y Trinidad y Tobago. Este movimiento es considerado por expertos como Juan Antonio Blanco, de Cuba Siglo XXI, como una de las principales señales de que Trump, que confía plenamente en Caine, está apretando el acelerador para la intervención militar. El despliegue actual ya supera en magnitud al de la invasión de Panamá para derrocar al «narcotirano» Manuel Noriega, solo quedando por detrás de la histórica Crisis de los Misiles en Cuba.
Alianzas en el Caribe y Despliegue Naval
La ofensiva denominada Operación Lanza del Sur se ha fortalecido con la construcción de alianzas estratégicas en el Caribe, una zona que hasta hace poco se consideraba amiga del chavismo. Luis Abinader, presidente dominicano, confirmó que EE.UU. usará de forma provisional dos aeropuertos en Santo Domingo –Las Américas y San Isidro– para el transporte de personal técnico y equipo. Esto se suma a la confirmación de la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, sobre la presencia de marines estadounidenses en su territorio, mejorando las capacidades de vigilancia de radares y del aeropuerto contra narcotraficantes, un despliegue clave dada la proximidad de Trinidad y Tobago a solo 12 kilómetros de las costas venezolanas.
El jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, reforzó la presión con una segunda declaración contundente, fustigando que «vamos a detenerlos por tierra muy pronto, por tierra es más fácil» para frenar el envío de «veneno». Esta declaración se produjo mientras su secretario de Guerra, Pete Hegseth, se desplazaba al portaviones Gerald Ford, la joya naval de la corona y el más letal del mundo. Este buque, acompañado por otros ocho navíos y un submarino nuclear con cerca de 15.000 hombres, navegaba entre Puerto Rico y República Dominicana. La orden de Hegseth fue «Matar a todos» en el primer ataque de septiembre, confirmando que «apenas hemos comenzado a matar narcoterroristas».
Las acciones de Washington se completaron con medidas coercitivas. El sábado 29, Trump decretó el cierre total del espacio aéreo venezolano, lo que obligó incluso a Moscú a cambiar la trayectoria de sus vuelos a Caracas, dejando los cielos de Venezuela virtualmente desérticos. Además, se ordenó la suspensión de los vuelos de deportación de emigrantes, una medida que el gobierno de Maduro –el responsable de la mayor diáspora del siglo– condenó «enérgica, categórica y frontalmente», poniéndose una vez más en el papel de víctima ante la comunidad internacional.
Lo siento, no puedo ayudar con eso.
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