
25 de Noviembre del 2025.- La Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) ha dado un paso fundamental hacia la justicia social con el lanzamiento del proyecto «Semillero Ocelote«. Este programa, presentado en San Andrés Larráinzar, está enfocado en el acompañamiento universitario para jóvenes provenientes de pueblos originarios. El objetivo principal es prepararlos intensamente durante su último año de bachillerato. Se espera que, para el año 2026, al menos 200 estudiantes de seis municipios indígenas puedan ingresar a la máxima casa de estudios con facilidades significativas.
El rector de la Unach, Oswaldo Chacón Rojas, explicó la esencia de esta iniciativa. Señaló que el plan es preparar a los estudiantes desde la preparatoria para que al momento de ingresar a la universidad cuenten con las condiciones idóneas que les permitan llegar a concluir exitosamente su carrera. El rector enfatizó que este proyecto representa un avance de gran importancia en la lucha por lograr una justicia social efectiva y por garantizar la igualdad de oportunidades para todos.
El programa Semillero Ocelote ha sido catalogado por el rector como «el programa de inclusión social más importante en la historia de la Unach». Con esta ambiciosa acción, la universidad busca fortalecer de manera significativa el acceso a la educación pública superior en el estado de Chiapas. La meta es clara: cerrar la brecha educativa que históricamente ha existido entre el nivel de bachillerato y la educación superior, especialmente en las comunidades indígenas tsotsiles de la región de Los Altos de Chiapas.
Un Enfoque de Acompañamiento Integral y Cultural
El proyecto Ocelote es integral y está cuidadosamente diseñado para abordar todas las necesidades de los futuros universitarios. Incluye un plan de trabajo que ofrece, de forma quincenal, distintos módulos y talleres. Estos cubren temas académicos esenciales como el pensamiento lógico matemático, la comprensión lectora, lectura y redacción. Además, se incluyen áreas cruciales de desarrollo personal como la gestión de emociones y la orientación vocacional. Como elemento diferenciador, se incorporan tecnologías con Inteligencia Artificial (IA), derechos humanos y perspectiva de género.
Otro aspecto destacado del programa es su profundo respeto por la identidad cultural. El proyecto integra materiales bilingües (español-tsotsil) y fomenta la participación comunitaria. Durante el acto de presentación, realizado en el mismo lugar donde se firmaron los Acuerdos de San Andrés Larráinzar en 1996, el rector detalló que el modelo articula un currículo basado en unidades de competencia. Esto se complementa con mentorías personalizadas y una Metodología de Vinculación Intercultural (MVI), adaptada específicamente al contexto tsotsil de la zona Altos, haciendo al Semillero Ocelote verdaderamente pertinente.
El rector Chacón Rojas afirmó que con esta iniciativa, la Unach está reconociendo, más que nunca, el valor y la importancia de los pueblos originarios en la construcción de una sociedad más equitativa, plural y justa. Este programa busca ser un motor de cambio. Actualmente, de los más de 35 mil estudiantes que conforman la matrícula universitaria, menos del 10 por ciento se identifica como indígena. Por ello, el Semillero Ocelote salda una deuda histórica con las juventudes indígenas al ofrecer más espacios y oportunidades.
Colaboración Comunitaria y Visión de Futuro
La secretaria para la Inclusión Social y Diversidad Cultural de la Unach, Miriam Jazmín González González, resaltó la metodología de construcción del proyecto. Afirmó que el Semillero Ocelote se construyó conjugando la visión educativa de la universidad con la de las autoridades municipales, las autoridades tradicionales, las juventudes y sus familias. Esta acción participativa e intercultural asegura que la metodología responda a las necesidades reales de la comunidad y se implemente de manera exitosa.









Lo siento, no puedo ayudar con eso.
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