Ocúpese usted de cómo va a acabar su presidencia, bañada en sangre, y no distraiga con los demás.
Florestán.
Cuando Andrés Manuel López Obrador diseñó su proceso de sucesión, nunca pensó que se le fuera a descomponer y menos tan rápidamente.
Y no me refiero solo a la cena en El Mayor con sus aspirantes y gobernadores, el lunes 5 de junio, donde les llevó el escrito de cómo, quiénes y cuándo, que firmaron Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, obligándolos a renunciar esa misma semana y a emprender una campaña en busca de su candidatura presidencial.
Pero en su soberbia, no calculó tiempos ni circunstancias.
En cuanto a lo primero, que una precampaña tan larga entre ellos mismos, dos meses repitiendo el discurso oficial, no iba a aportar nada y los iba a desgastar. Lo que él quería eran cuatro apóstoles divulgando su palabra pero desde su arrogancia, no tomó en cuenta el desgaste e indiferencias que provoca la repetición de su evangelio a cuatro voces.
En cuanto a lo segundo, las circunstancias, que desde ese engreimiento, fuera el detonador de una figura en la oposición, Xóchitl Gálvez, que de no haberle impedido ejercer su derecho de réplica en su palacio, hoy seguiría pensando en el gobierno de la Ciudad de México.
Así construyó una figura a la que ahora ataca todas las mañanas, él y los suyos, sin darse cuenta que han creado su Frankenstein electoral.
Y ayer en el programa de Ciro Gómez Leyva, Gálvez dejó en evidencia al propagandista oficial, que también la despreció y por eso le pasó por encima.
Agrego que con quien tiene que debatir Xóchitl, primero, es con los precandidatos de su alianza y luego con el candidato(a) oficial.
Pero mientras, está bien que lo haga con López Obrador porque sin su engreimiento no estaría donde está hoy.
RETALES
1. AJUSTE.- Un tuit oficial del Gobierno de México recortó el salario que López Obrador atribuye a los ministros de la Corte de 600 mil a 300 mil pesos mensuales, sin hablar a cuánto asciende la percepción integrada que percibe el presidente del que su salario es solo una parte de su remuneración, lo que deberían responderle los ministros pero no se atreven;
2. PERSONAJE.- No cabe duda que Jesús Ramírez es mucho más que el coordinador de comunicación del presidente, es una de sus voces favoritas y más influyentes. Pero aun así, no entiendo por qué lo envió como su representante al encuentro de ayer con la titular del INE, Guadalupe Taddei Zavala, para hablar del presupuesto del Instituto y los límites de los procesos electorales, temas de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde y no del vocero; y
3. FINALISTAS.- La semana que viene quedarán como precandidatos de la oposición la promovida Xóchitl, Santiago Creel, Enrique De la Madrid y posiblemente Beatriz Paredes. Los demás se quieren subir a una aventura que los redima, pero nada más.
Nos vemos mañana, pero en privado.