El Kremlin salió en defensa del presidente ruso, Vladímir Putin, considerado unánimemente por la prensa independiente y la oposición el principal sospechoso tras el siniestro del avión del jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin.
“Es todo mentira”, dijo el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su primera rueda de prensa telemática tras un paréntesis de casi tres semanas.
Putin ya había roto su silencio la víspera transmitiendo sus condolencias por los diez fallecidos en la catástrofe aérea y alabando la figura de Prigozhin, pese a haberle acusado de traición hace sólo dos meses, cuando se sublevó contra el Kremlin.
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Peskov acusó a Occidente, que apoya a Ucrania en la guerra con Rusia, de dedicarse a “especular” y presentar los hechos desde “un determinado ángulo”.
“Al abordar ese tema, hay que basarse en hechos”, indicó, al tiempo que reconoció que éstos, por el momento, “no son muchos”, porque hay una investigación en marcha. Y parafraseó a Putin al asegurar que la investigación concluirá “en un futuro no muy lejano”.
Le intentó echar una mano el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko: “No puedo decir quién lo hizo. No voy a hacer de abogado ni siquiera de mi hermano mayor. Pero conozco a Putin (…) Por eso no puedo imaginar que lo ha hecho Putin, que Putin sea culpable”.
Lukashenko destacó que Putin es una “persona calculadora, muy tranquila e incluso lenta a la hora de adoptar decisiones sobre cuestiones menos complejas”, y destacó que, en caso de que se confirme que fue un asesinato, el trabajo había sido “poco profesional y excesivamente burdo”.
Occidente lo tiene claro
Mientras, fuentes oficiales estadounidenses informaron al rotativo Wall Street Journal de que la catástrofe fue, en realidad, un asesinato, pero no con un misil tierra-aire -algo que también ha descartado el Pentágono-, sino un sabotaje con una bomba colocada en la aeronave.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, también reconoció que no le había sorprendido la noticia, y dejó clara su opinión sobre el principal sospechoso. “No hay mucho que pase en Rusia en lo que Putin no esté detrás”, dijo.
Aunque la gran preocupación de Occidente es qué pasará ahora con el grupo Wagner, que instruye desde hace semanas a unidades militares bielorrusas cerca de la frontera con Polonia y que reanudó también sus operaciones en el Sahel, en África.
El portavoz del Servicio de Fronteras de Ucrania, Andrí Demechenko, aseguró hoy a la televisión que el número de mercenarios wagneritas en Bielorrusia no ha dejado de disminuir en las últimas 48 horas.
Al respecto, Lukashenko aseguró que “Wagner está vivo y vivirá en Bielorrusia por mucho que algunos no lo quieran”.
Le restó importancia a las imágenes de satélite que muestran la disminución del campamento de Wagner en la región de Moguiliov e insistió en que el “núcleo” del grupo permanecerá en Bielorrusia.
“En unos días, todos estarán aquí, unas 10.000 personas”, recalcó al señalar que actualmente algunos wagneritas “están de vacaciones”.
Retorno al estalinismo
Casi todos los medios independientes y opositores rusos apuntan en una sola dirección: sólo el Kremlin pudo estar detrás de la muerte de Prigozhin.
El investigador de la web de información Bellingcat, Christo Grozev, opinó que la catástrofe fue, en realidad, una operación especial de la inteligencia militar rusa (GRU), quien habría asumido el control de las actividades en el continente africano.
En la misma línea, el encarcelado líder opositor, Alexéi Navalni, habló de “atentado que organizó Putin” y alertó sobre una futura guerra civil en Rusia.
El experto Alexandr Baúnov escribió en el proyecto Carnegie Politika que Putin ha adoptado las prácticas típicas de los estados mafiosos y del terror estalinista, y recuerda que ningún alto cargo ha acusado públicamente a Ucrania y Occidente del accidente.
“Al fin y al cabo, Iosif Stalin, al que cada vez más gente tiene respeto e incluso admiración, era famoso por la misma crueldad hacia sus enemigos como hacia sus partidarios”, dijo Baúnov.
Esa es también la opinión del magnate Mijaíl Jodorkovski, quien criticó a Prigozhin por desaprovechar la oportunidad de derrocar a Putin durante la fallida rebelión armada de junio pasado.
Sólo algunos medios sugieren la posibilidad de que el avión fuera derribado accidentalmente por un misil lanzado por una de las baterías antiaéreas que protegen una de las residencias presidenciales, Valdái, en cuyas inmediaciones se estrelló el avión Embraer en el que volaba Prigozhin.
Con información de EFE
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