
Un violento ataque armado en los carriles Santa Teresa, en Parral, dejó seis muertos y once heridos durante un evento de carreras de caballos. Según los primeros reportes, un grupo de sujetos armados irrumpió durante la competencia y abrió fuego contra asistentes y participantes, provocando pánico generalizado. El evento, considerado familiar, se convirtió en un escenario de caos y miedo para la comunidad local.
Este tipo de hechos ha incrementado la percepción de inseguridad en la región, donde las actividades recreativas se ven afectadas por la presencia del crimen organizado. Las autoridades reconocen que la protección en eventos públicos sigue siendo una deuda pendiente. La población exige mayor vigilancia y estrategias que eviten que espectáculos deportivos se conviertan en zonas vulnerables.
Las investigaciones preliminares buscan determinar si el ataque estaba dirigido a una persona específica o si se trató de un acto de intimidación general. Las autoridades federales y estatales ya participan en el caso, que ha sido catalogado como de alta prioridad. Mientras tanto, familiares de las víctimas piden justicia y apoyo médico para los heridos que siguen hospitalizados.
Contexto de violencia en la región
Los ataques durante eventos con caballos no son nuevos en el norte del país, donde competencias y jaripeos han sido escenario de agresiones en años anteriores. La falta de protocolos de seguridad adecuados y la presencia de grupos criminales aumentan el riesgo. Expertos señalan que estos lugares se convierten en puntos vulnerables por la concentración de público y la ausencia de revisiones estrictas.
Ante este panorama, organizaciones civiles están exigiendo nuevas normas de seguridad en eventos masivos, incluyendo filtros de acceso, detectores de metal y vigilancia especializada. Aseguran que, sin cambios estructurales, la población seguirá expuesta a ataques similares. Las autoridades prometieron reforzar operativos, pero aún no se detallan acciones concretas.








