
Un trágico suceso ha conmocionado a la comunidad de Nueva Port Richey, en el estado de Florida. Un hombre de 65 años, identificado como Robert Heyden, falleció a causa de graves quemaduras químicas. Su propia esposa, Chuaying He, de 50 años, es la presunta autora del crimen. Según las autoridades, el ataque ocurrió mientras la víctima dormía. La brutalidad del acto, perpetrado con ácido sulfúrico, ha elevado los cargos contra la mujer a asesinato en primer grado, un reflejo de la seriedad con la que la ley castiga este tipo de violencia.
El incidente se desarrolló el pasado jueves en la residencia de la pareja, y fue la propia agresora quien llamó a la policía. Al llegar, los agentes encontraron a la víctima en un estado crítico, cubierto de la sustancia corrosiva. Robert Heyden fue trasladado de inmediato al Hospital General de Tampa, donde, a pesar de los esfuerzos médicos, murió días después. La investigación policial reveló que la mujer no solo usó el ácido con la intención de matarlo, sino que también bloqueó la puerta del dormitorio para impedir que la víctima pudiera escapar, lo que demuestra una premeditación aterradora.
Un crimen motivado por el divorcio y la propiedad
El motivo de este violento acto parece estar directamente relacionado con el proceso de divorcio que la pareja estaba atravesando. Según los informes, el matrimonio, que se había contraído apenas unos meses antes, en agosto de 2024, estaba en una disputa por la posesión de la vivienda. Coincidentemente, la pareja tenía una audiencia judicial programada para el día siguiente al ataque, en la que se decidiría sobre este asunto. Este dato añade un elemento de premeditación al caso, indicando que el ataque pudo ser un intento desesperado de la acusada por obtener la propiedad que deseaba.
La muerte de Robert Heyden ha puesto de manifiesto la cara más oscura de la violencia doméstica, un problema que, según datos oficiales de Florida, va en aumento. El último Informe Uniforme de Criminalidad del Departamento de Cumplimiento de la Ley de Florida (FDLE), publicado en 2020, reveló que, si bien la criminalidad general en el estado había disminuido, los delitos de violencia doméstica reportados aumentaron en un 1.16 por ciento. Este escalofriante aumento, con más de 106 mil casos registrados, indica que las tensiones y los conflictos en el ámbito familiar se están traduciendo cada vez más en actos de agresión, a veces con consecuencias fatales.

El patrón del feminicidio y la escalada de la violencia doméstica
El brutal ataque en Florida, aunque perpetrado por una mujer, encaja dentro de un patrón de violencia extrema que a menudo precede a crímenes fatales. La investigación del caso revela una escalada de la violencia en el contexto de un divorcio y una disputa por la propiedad, lo que subraya la complejidad de los motivos detrás de la agresión. El uso de ácido como arma no solo busca causar la muerte, sino también infligir un daño y un dolor inimaginables, lo que indica un nivel de ira y planificación que va más allá de un acto impulsivo.
La trágica muerte de Robert Heyden nos invita a reflexionar sobre la invisibilidad de la violencia doméstica en sus múltiples formas, y cómo los conflictos, incluso aquellos aparentemente triviales como la posesión de una vivienda, pueden escalar hasta convertirse en tragedias. La cifra de más de 106 mil casos registrados en Florida es solo la punta del iceberg, ya que muchos casos de agresión no son reportados a las autoridades. La falta de acceso a recursos de ayuda y la negación de los problemas en el seno de la familia son factores que contribuyen a que esta violencia se perpetúe, dejando a las víctimas vulnerables a un ataque que, como en este caso, puede ser fatal.
