
Ciudad de México, 10 de diciembre de 2025.- La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo abordó en su conferencia matutina el polémico tema del Tratado de Aguas de 1944 con Estados Unidos. La mandataria aclaró que la entrega del recurso hídrico a la nación vecina no se rige por la voluntad política, sino por la realidad de la disponibilidad hídrica del país. Enfatizó que «No es un asunto de mala voluntad de México», desmintiendo así cualquier insinuación de retención intencional del recurso en el contexto de las tensas negociaciones binacionales.
La Jefa del Ejecutivo Federal reconoció que, de hecho, este año se ha entregado más agua a Estados Unidos en comparación con años anteriores. Este mayor volumen ha sido posible gracias a que ha habido una mayor disponibilidad en las cuencas y presas mexicanas, resultado de mejores condiciones meteorológicas. Este dato histórico subraya el compromiso de México con el Tratado de Aguas siempre y cuando las condiciones de almacenamiento lo permitan.
Factores Técnicos que Rigen la Entrega de Agua
La Presidenta Sheinbaum Pardo explicó detalladamente los factores técnicos que condicionan la entrega de agua a Estados Unidos. La capacidad de México para cumplir con el volumen estipulado en el Tratado depende directamente de dos elementos cruciales: el nivel de las presas y la capacidad de los ductos para conducirla. Estos factores físicos son los límites reales que deben considerarse en la negociación.
El nivel de las presas es variable y se ve afectado por los ciclos de sequía y las lluvias. En este sentido, la mandataria reafirmó que el Tratado de Aguas debe ser interpretado a la luz de las actuales condiciones de cambio climático. Asimismo, la capacidad de los ductos y la infraestructura de conducción determinan el ritmo al que el agua puede ser liberada, haciendo imposible un suministro inmediato o superior a la capacidad instalada.
Enfoque Humanista del Tratado de Aguas
La postura de México se centra en un enfoque humanista que prioriza el derecho humano al agua para sus comunidades, sin dejar de lado la responsabilidad internacional. La Presidenta insiste en que cualquier negociación del agua debe ser sensible a las necesidades de los agricultores y de los habitantes del norte del país, cuyas vidas dependen directamente de los volúmenes almacenados en las presas. La disponibilidad interna siempre será la principal prioridad.
El Gobierno Federal está buscando un acuerdo que respete el espíritu del Tratado de Aguas, pero que también establezca mecanismos de flexibilidad ante la escasez crítica. Este enfoque busca equilibrar el cumplimiento de los acuerdos con la seguridad hídrica de México, evitando cualquier medida que pueda generar una crisis social o económica en las entidades fronterizas más afectadas por la sequía.







