
La presidenta Claudia Sheinbaum ha sido contundente al justificar la inyección de recursos a Petróleos Mexicanos (Pemex) en el Paquete Económico 2026. La mandataria calificó los adeudos acumulados de la petrolera como «la maldita deuda corrupta de Calderón y Peña», señalando a las administraciones pasadas como las responsables de la crítica situación financiera de la empresa. Este señalamiento directo y sin rodeos busca explicar por qué el gobierno federal debe destinar una cantidad tan elevada de dinero para rescatar a la paraestatal.
La inyección de recursos asciende a 780 mil 862 millones de pesos para cubrir las operaciones, los pagos de deuda y la inversión en infraestructura. La presidenta Sheinbaum tiene como meta que Pemex logre la autosuficiencia financiera para el año 2027. Este plan de rescate se presenta como una medida necesaria y urgente para sanear las finanzas de la petrolera y garantizar su viabilidad a largo plazo, a pesar de la pesada herencia que, según la presidenta, dejaron los gobiernos anteriores.
Pemex se ahoga en intereses: 250 mil millones de pesos por pagar en 2026
Uno de los puntos clave del discurso de la presidenta fue el alto costo de los intereses de la deuda. Sheinbaum detalló que para el próximo año, Pemex tendría que pagar por sí solo 250 mil millones de pesos en vencimientos de intereses. La presidenta utilizó una analogía para dimensionar la cifra, comparándola con el costo total del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que fue de 75 mil millones de pesos. Esto ilustra la magnitud de la carga financiera que enfrenta la empresa.
La mandataria defendió que esta deuda corrupta es un lastre heredado que no se puede ignorar. Subrayó que si Pemex tuviera que asumir estos pagos solo, los intereses serían aún más altos. Esta situación, según la presidenta, obliga al gobierno federal a intervenir con una inyección multimillonaria de recursos para evitar un colapso financiero de la empresa más importante del país.
El legado de la deuda corrupta: más pasivos y menos producción
La presidenta también cuestionó la falta de resultados productivos a pesar del endeudamiento masivo. Recordó que de 2007 a 2012, la deuda corrupta aumentó de 46 mil a 60 mil millones de dólares, y en la administración de Peña Nieto, creció de 60 mil a 105 mil millones de dólares. Lo más preocupante, según Sheinbaum, es que este aumento en la deuda no se tradujo en una mayor producción.
Sheinbaum enfatizó que, en lugar de fortalecerse, Pemex redujo la producción de gasolinas y diésel de 718 mil a 324 mil barriles diarios entre 2012 y 2018. Esta combinación de un mayor endeudamiento con una caída productiva es, en palabras de la presidenta, el legado de la deuda corrupta que su gobierno ahora tiene que enfrentar.
La presidenta dejó claro que no hay opción para eludir estos pagos. Explicó que las deudas son con bancos y fondos internacionales, y no pagarlas tendría consecuencias graves para la economía nacional y para la credibilidad del país ante los mercados globales. La intervención del gobierno federal es, por lo tanto, una medida forzada para proteger la estabilidad financiera y el patrimonio de la nación.
La deuda de Pemex ha sido una preocupación constante para analistas financieros y agencias calificadoras. La empresa ha sido objeto de varias degradaciones en su calificación crediticia en los últimos años, lo que hace más costoso para ella obtener financiamiento en los mercados internacionales. El plan de inyección de capital por parte del gobierno es visto por algunos expertos como un intento de evitar un default (incumplimiento de pago) de la empresa, lo que tendría repercusiones negativas en la economía de México en general. Sin embargo, también genera debate sobre el uso de recursos públicos para sanear los problemas financieros de una empresa productiva del Estado en lugar de destinar esos fondos a otros programas sociales o de infraestructura.