
Una declaración del director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y titular de IMSS-Bienestar, Zoé Robledo, ha desatado una fuerte polémica en redes sociales y entre la opinión pública. En un comentario que fue interpretado como un absoluto desdén por la crisis de salud, el funcionario sugirió que la solución a la crónica falta de medicamentos y la deficiencia en el servicio médico es, sencillamente, «no enfermarse». Este comentario, rápidamente viralizado, ha generado una ola de críticas e incredulidad sobre el conocimiento y la sensibilidad del director respecto a las necesidades de los derechohabientes.
El titular del IMSS-Bienestar declaró textualmente: «no hay que enfermarse para no usar medicamentos», una frase que, lejos de ofrecer una estrategia de salud preventiva, se percibió como una burla a los millones de mexicanos que día a día enfrentan el desabasto y la tardanza en recibir tratamientos. La polémica se centra en la ligereza con la que el director aborda una situación tan grave. El sarcasmo y la ironía se han vuelto la respuesta dominante de los usuarios en línea, quienes se preguntan si el comentario se trata de una broma o de una muestra real de la desconexión del funcionario con la realidad del sistema de salud pública.
La Propuesta «Brillante»: Desconexión Total del Director del IMSS
La sugerencia de Zoé Robledo ha sido calificada de «brillante» en tono sarcástico, destacando lo obvio de la afirmación y la nula aportación que hace para resolver los problemas de fondo. La polémica radica en que la falta de medicamentos y la escasez de insumos médicos son problemas estructurales que llevan años afectando al IMSS y que se han agravado en el contexto de la reestructuración del sistema de salud. Esperar que los ciudadanos simplemente eviten la enfermedad ignora la existencia de padecimientos crónicos, accidentes, enfermedades contagiosas y la necesidad de atención preventiva básica.
La declaración ha encendido los focos rojos sobre la gestión en el IMSS-Bienestar, la institución encargada de expandir la atención médica a la población no asegurada. El tono del director en medio de la crisis de desabasto evidencia una falta de empatía hacia los pacientes, muchos de los cuales tienen que recurrir a la compra de fármacos esenciales a precios elevados debido a que la institución no los provee. Esta polémica ha vuelto a poner en el centro de la discusión la urgencia de una estrategia real y viable para garantizar el acceso a la salud.








