
En un encuentro de alto nivel, el expresidente Donald Trump protagonizó un momento que rápidamente se volvió viral, involucrando al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salmán (MBS). El gesto ocurrió cuando Trump, con su característico estilo informal y a menudo improvisado, extendió su mano hacia MBS con la intención de saludarlo de una manera llamativa. Este tipo de interacción, que mezcla la alta política con un toque de espectáculo personal, es habitual en la figura del exmandatario. La escena no pasó desapercibida para las cámaras y los asistentes.
El comentario de Trump al príncipe heredero fue el centro de la atención: «Tomaré esa mano, no me importa dónde estuvo». Esta frase, dicha en tono de broma, añadió un elemento de sorpresa y humor al protocolo habitual de un encuentro diplomático. La naturaleza despreocupada del comentario de Donald Trump contrasta con la seriedad de los asuntos que suelen tratarse en estas reuniones. El gesto es un reflejo de la manera en que el exmandatario aborda las relaciones internacionales, a menudo buscando romper el hielo con declaraciones audaces.
La Frase Viral que Rompió el Protocolo entre Donald Trump y Mohammed bin Salmán
La broma de Trump sobre la mano de MBS ha generado diversas reacciones. Mientras algunos la interpretan como un intento de acercamiento y una muestra de confianza personal entre los líderes, otros la ven como una frase políticamente incorrecta que ignora las sensibilidades diplomáticas. Independientemente de la interpretación, el comentario se suma a la lista de momentos inolvidables protagonizados por Donald Trump en sus interacciones con líderes extranjeros. El momento se convirtió inmediatamente en material de análisis y debate en redes sociales y medios de comunicación.
La relación entre Donald Trump y Mohammed bin Salmán ha sido históricamente de apoyo mutuo y cooperación, especialmente en temas de energía y geopolítica. Este nuevo episodio de camaradería, aunque fugaz y bromista, subraya la química que existe entre ambos líderes. Para el expresidente, mantener relaciones personales fuertes con figuras clave del Medio Oriente es un pilar de su política exterior. La informalidad de Trump a menudo parece ser una herramienta para desarmar tensiones.
Este tipo de anécdotas en la diplomacia internacional son raras, y el estilo único de Trump asegura que sus interacciones sean siempre dignas de titulares. La espontaneidad del expresidente, aunque a veces riesgosa, logra capturar la atención del público global. La pregunta que queda es si este tipo de gestos ayudan o perjudican la imagen de Donald Trump y sus futuras aspiraciones políticas.








