
4 NOVIEMBRE 2025-NACIONAL-El reciente incendio en Apatzingán de las instalaciones del ayuntamiento encendió las alarmas en Michoacán, luego de que una turba de manifestantes prendiera fuego al edificio en protesta por los asesinatos de Bernardo Bravo Manríquez, líder limonero, y de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan. El descontento ciudadano derivó en una ola de violencia que refleja la creciente tensión entre la población y las autoridades locales ante la impunidad que persiste en la región de Tierra Caliente.
Antes del incendio, los inconformes marcharon por las principales calles de Apatzingán lanzando consignas contra la alcaldesa morenista Fanny Arreola Pichardo, a quien acusan de no garantizar seguridad ni justicia. Durante la manifestación, se registraron destrozos en puertas, ventanas y mobiliario del ayuntamiento, donde también se colgó una manta con la leyenda “Fuera Fanny”. La recepción del inmueble fue incendiada, lo que provocó la movilización de bomberos y cuerpos de emergencia para sofocar el fuego.

Protestas y disturbios en Michoacán
Esta protesta en Apatzingán se suma a los disturbios registrados en Morelia, donde decenas de jóvenes atacaron el Palacio de Gobierno y el Congreso local, exigiendo justicia por el asesinato del alcalde de Uruapan. En los hechos ocurridos entre domingo y lunes, al menos 18 personas fueron detenidas, de las cuales ocho ya fueron puestas a disposición de la Fiscalía General del Estado (FGE). Las autoridades mantienen operativos en distintos municipios ante el temor de que las movilizaciones se repliquen en otras zonas.
El asesinato de Bernardo Bravo Manríquez, ocurrido el 19 de octubre, es uno de los hechos que más indignación causó entre los productores de limón. De acuerdo con investigaciones, el líder limonero fue citado a una supuesta reunión con miembros del grupo criminal Los Blancos de Troya, quienes presuntamente lo privaron de la vida. Este cártel es señalado por las autoridades como responsable de extorsionar a productores agrícolas en la región, afectando gravemente la economía local.
Las investigaciones apuntan a que César Sepúlveda Arellano, alias El Botox, líder de Los Blancos de Troya, habría ordenado el homicidio. Este grupo mantiene vínculos con otras organizaciones delictivas como el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Viagras y el Cártel de Acahuato, lo que evidencia una red de violencia y control territorial en el estado. Pese a los operativos, la presencia de estas alianzas criminales ha complicado los esfuerzos por restablecer el orden.
Por su parte, el asesinato de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde independiente de Uruapan, ocurrió durante la celebración del Festival de Velas, una de las tradiciones más importantes del municipio. Un sicario le disparó a quemarropa frente a decenas de asistentes, lo que generó pánico entre la población. El atacante fue abatido por elementos de seguridad, aunque hasta el momento no ha sido identificado y permanece bajo resguardo del Servicio Médico Forense.
Lo sucedido en Michoacán es reflejo de una crisis institucional profunda, donde la falta de coordinación entre autoridades locales y federales permite que el crimen organizado continúe operando con impunidad. Proponen que el gobierno federal implemente una estrategia de seguridad focalizada en las zonas agrícolas, combinando inteligencia financiera con presencia territorial, para debilitar las redes de extorsión que afectan a productores.









