
El líder nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alejandro «Alito» Moreno Cárdenas, arremetió duramente contra el Partido Acción Nacional (PAN), calificándolos de “cobardes” y “llorones” después de la ruptura o el enfriamiento de la alianza opositora. La explosión de Moreno Cárdenas se da en un contexto de señalamientos de corrupción que han afectado a ambos partidos.
El dirigente del PRI acusó al Partido Acción Nacional de evadir responsabilidades, específicamente en relación con el caso del llamado “Cártel Inmobiliario” en la Ciudad de México, donde están involucrados funcionarios panistas. Según Moreno, el PAN busca «echarle la culpa al PRI en lugar de enfrentar al gobierno» y defenderse de los señalamientos de ilícitos que pesan sobre su propio partido.
La Corrupción Como Punto de Quiebre
La fuerte declaración de Alito Moreno sugiere que las tensiones y fracturas dentro de la oposición se deben más a los escándalos de corrupción que a diferencias ideológicas. Moreno Cárdenas, quien él mismo ha sido objeto de diversas acusaciones de enriquecimiento ilícito, utiliza una retórica de ataque directo al señalar que la alianza se rompe en un momento de presión legal sobre el PAN.
La referencia a que “hasta que la corrupción los separe” subraya la ironía de la situación: dos partidos que se unieron para combatir al gobierno en turno terminan enfrentados debido a las investigaciones y señalamientos por actos ilícitos en sus propias filas. La crítica del líder del PRI expone las debilidades internas y la falta de cohesión de la oposición frente a la ofensiva legal del gobierno.
El ataque se percibe en el ámbito político como una medida de defensa y una forma de redirigir la atención mediática. Al señalar a sus antiguos aliados como «cobardes», el PRI busca posicionarse como el único partido dispuesto a enfrentar directamente al gobierno, aunque sea a costa de dinamitar lo que quedaba de la coalición opositora.
Esta fractura interna es un revés significativo para la oposición, ya que demuestra la inestabilidad de sus acuerdos justo cuando se acercan momentos electorales cruciales. El PRI y el PAN, que lograron pactos importantes en elecciones anteriores, ahora se encuentran en un punto de quiebre donde la desconfianza mutua y los problemas de corrupción personales se han convertido en el factor dominante.
El PRI de Alito Moreno ha sido señalado por la prensa y la opinión pública por un cambio de estrategia que parece buscar la supervivencia política individual, más que el fortalecimiento de la coalición opositora. Tras los señalamientos, el PRI ha tomado distancia de algunos acuerdos con el PAN, sugiriendo la posibilidad de pactos «en lo oscurito» o negociaciones con el partido en el poder para reducir las presiones legales contra su dirigencia. La explosión contra el PAN podría ser un intento del PRI de justificar una eventual separación definitiva de la alianza, argumentando que sus exaliados no tienen la entereza para enfrentar las batallas políticas y legales








