
El Senado Pide Disculpas, No la Renuncia de Taibo II
La presidenta del Senado de la República, la morenista Laura I. Castillo, ha tomado una postura clara respecto a la controversia que envuelve a Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE). El centro de la polémica son las expresiones «despectivas» que el funcionario emitió en el pasado y que generaron un amplio rechazo social, especialmente entre grupos feministas. Sin embargo, la senadora Castillo ha sido enfática al declarar que Taibo II no debe renunciar a su cargo en el FCE por este motivo, buscando proteger su permanencia al frente de la institución cultural.
La defensa de la presidenta del Senado se enfoca en mantener la figura de Taibo II en su puesto, priorizando su labor al frente del FCE sobre la gravedad de sus declaraciones. Aunque reconoce la necesidad de una respuesta, la senadora Castillo ha optado por un camino menos punitivo. En lugar de exigir su dimisión, la legisladora ha señalado que la solución pasa porque el escritor y funcionario «ofrezca disculpas» públicas por sus comentarios desafortunados, considerando que con ello se pondría fin a la polémica.
La Polémica Gira en Torno a la Responsabilidad de las Expresiones Despectivas
La polémica en torno a Taibo II y sus expresiones despectivas hacia las mujeres, pronunciadas en un contexto público, pone en el centro del debate la responsabilidad de los funcionarios públicos sobre su lenguaje. La senadora Castillo se ve en la posición de mediar entre el enérgico reclamo social, que pide un castigo ejemplar como la renuncia, y la defensa de un funcionario clave para el gobierno, buscando un equilibrio a través de la disculpa como acto de contrición y reconocimiento de la falta.
La postura de la senadora morenista refleja una estrategia política para contener la polémica sin sacrificar al director del FCE, quien es un personaje intelectualmente afín al Movimiento. Esta decisión no es menor, pues implica una valoración de que el trabajo de Taibo II al frente del FCE, particularmente en el impulso de la lectura y la distribución de libros a bajo costo, es más valioso que la sanción por sus palabras. Sin embargo, la exigencia de una disculpa subraya que las expresiones de Taibo II sí constituyeron un acto reprobable.






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