
MÉXICO, 17 DE OCTUBRE DE 2025.- La diputada de Movimiento Ciudadano (MC), Amancay González Franco, lanzó una fuerte crítica a sus colegas legisladores durante la discusión de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), al cuestionar su autoridad moral para legislar sobre salud pública. La legisladora señaló la aparente contradicción de muchos de sus compañeros que, mientras debaten y celebran impuestos a las bebidas azucaradas, consumen grandes cantidades de estos productos. «Muchos legisladores y legisladoras que toman Coca-Cola, 10 latas por sesión, hoy opinan de salud”, sentenció González Franco.
Críticas a la Simulación y Falta de Coherencia en la Educación Nutricional


La emecista puso en tela de juicio la sinceridad de la bancada de Morena, que celebró la aprobación del impuesto a las bebidas azucaradas como un «gran triunfo» para la salud pública. Para González Franco, esta celebración ignora un problema de fondo mucho más grave que la simple recaudación fiscal. La legisladora apuntó que el consumo excesivo de refrescos dentro del mismo recinto legislativo es un reflejo de que el problema no se soluciona solo con impuestos, sino con un cambio cultural y de conocimiento.
La esencia de su crítica radica en que la discusión sobre el IEPS, y el posterior acuerdo con las empresas refresqueras, evidencia una profunda carencia de alfabetización nutricional entre la clase política y la población en general. La diputada sostiene que el impuesto, aunque necesario, es una medida incompleta si no va acompañada de un verdadero entendimiento sobre los efectos nocivos del azúcar y una promoción activa de hábitos saludables. La legislación, a su juicio, debe ir de la mano con la concientización nutricional.
El impuesto a las bebidas azucaradas, si bien busca desincentivar el consumo y generar recursos que podrían destinarse a programas de salud, es interpretado por la diputada como una mera herramienta fiscal que no ataca la raíz del problema. La legisladora de MC insistió en que si quienes legislan no logran modificar sus propios hábitos de consumo, la ley pierde credibilidad y se convierte en un acto de simulación.
González Franco resaltó que el acuerdo logrado con los refresqueros, aunque no se dieron detalles en el texto, sugiere una negociación que pudo haber diluido la efectividad del impuesto o que priorizó intereses económicos sobre los de la salud pública. Para la diputada, este tipo de pactos, aunados a la falta de conocimiento o de voluntad personal de los legisladores para elegir opciones más saludables, demuestran la urgente necesidad de una reforma nutricional que empiece por casa.
La posición de la diputada Amancay González Franco es un llamado de atención sobre la hipocresía en la toma de decisiones que afectan la salud del país. Va más allá de un voto sobre un impuesto; es una exigencia de congruencia y de un compromiso real con la salud que debe manifestarse en la vida diaria de quienes tienen la responsabilidad de legislar. Valor Agregado: La crítica de la legisladora cobra mayor relevancia si se considera que México es uno de los países con la mayor tasa de consumo de refrescos per cápita a nivel mundial, y que las enfermedades relacionadas con la dieta, como la diabetes y la hipertensión, son las principales causas de muerte. Es imperativo que, además de los impuestos y las etiquetas de advertencia, el gobierno implemente campañas masivas y permanentes de Educación Nutricional obligatoria en escuelas y centros de trabajo, que enseñen a la ciudadanía a interpretar el etiquetado, a elegir alimentos naturales y a comprender el impacto metabólico real del consumo de azúcar. Este enfoque integral de alfabetización nutricional es la única forma de complementar eficazmente la ley fiscal.