#cancun En un esfuerzo por combinar educación de calidad con formación en valores, el Montessori de Frimadi, dirigido por Claudia Gil, impulsa actividades que fortalecen tanto el desarrollo académico como la sensibilidad social de sus alumnos. Con tres ambientes adaptados a las diferentes etapas de crecimiento —comunidad infantil, casa de los niños y talleres para primaria—, el colegio busca que cada estudiante encuentre un entorno seguro, estimulante y feliz.
Un espacio para crecer y aprender
El plantel atiende a niños desde un año y medio hasta los 12 años, distribuidos en comunidad infantil (1 a 3 años), casa de los niños (3 a 6 años) y talleres uno y dos (6 a 12 años). La directora asegura que su meta principal es que los alumnos disfruten el lugar donde estudian, reciban todo el apoyo posible y cuenten con herramientas para fortalecer su seguridad y confianza. Para lograrlo, el equipo docente se mantiene a la vanguardia en materia educativa, asistiendo a cursos y capacitaciones constantes.
Las actividades del año incluyen eventos escolares y acciones comunitarias que buscan vincular a los estudiantes con su entorno. “A veces las seguridades de los niños están en la escuela, por eso siempre procuramos darles el mejor espacio y la mejor atención”, explicó Claudia Gil, quien ve la educación como un compromiso integral que abarca tanto lo académico como lo humano.
Educación con responsabilidad social
El colegio también promueve la participación ciudadana a través de voluntariados y colaboraciones abiertas a padres, familiares y comunidad en general. La invitación se hace tanto de forma directa como a través de redes sociales, fomentando que más personas se sumen a causas solidarias y actividades de impacto social.
Una de las tradiciones más significativas es la visita anual a un pueblo cercano a Leona Vicario, donde los alumnos entregan juguetes nuevos o en buen estado a niños de la comunidad. Esta actividad no solo fomenta la empatía y la generosidad, sino que también permite a los estudiantes convivir con realidades distintas y aprender a compartir de manera consciente.
Estas experiencias, afirma la directora, son enriquecedoras para todos los involucrados: niños, padres y maestros. El contacto con otras comunidades y la oportunidad de dar a otros desde lo que se tiene son, para el Montessori del Primari, aprendizajes tan valiosos como cualquier lección en el aula.
