
El debate sobre las denominadas «Batichicas» ha escalado en la arena política, involucrando ahora a figuras femeninas del Congreso. La diputada Jessica Saiden abordó la polémica suscitada por Ricardo Monreal, quien usó el término para referirse a mujeres que supuestamente promueven la figura del exjefe de la policía de la Ciudad de México, Omar García Harfuch. Al ser cuestionada sobre el tema, la legisladora no dudó en expresar una opinión que aviva el fuego del debate, asegurando que muchas mujeres en México, y quizás en la política, «quisieran acompañar» al exfuncionario en su camino político, restando importancia a la connotación negativa del término.
La polémica de las «Batichicas» se originó a partir de declaraciones de Ricardo Monreal, quien criticó la promoción que, a su juicio, realizaban mujeres en favor de García Harfuch, especialmente en redes sociales, utilizando el mencionado apodo. Este término, cargado de tintes sexistas para algunos y de ironía para otros, provocó una respuesta inmediata por parte de varias figuras, que lo tacharon de misógino. La diputada Saiden, con su declaración, busca reorientar la narrativa, sugiriendo que el interés en la figura de Harfuch no es una manipulación, sino un deseo genuino de acompañamiento político de muchas mujeres.
La postura de Saiden añade una capa de complejidad al debate, transformándolo de una simple queja sobre la supuesta promoción indebida a una discusión sobre el apoyo femenino en la política. Al afirmar que muchas quisieran acompañar al secretario, la diputadora sugiere que el respaldo a Harfuch trasciende las campañas mediáticas y se asienta en un deseo de participar activamente en su proyecto. Esto implica una defensa de la autonomía de las mujeres para elegir y respaldar a líderes, desmarcándose de la imagen superficial que se les ha querido asignar con el mote de las «Batichicas».
Un Genuino Deseo de Acompañamiento Político
La declaración de la diputada resalta que el apoyo a un aspirante o político no debe ser visto como un simple adorno o una figura decorativa. El deseo de acompañamiento político implica una participación activa en la construcción de una plataforma. Saiden parece querer decir que detrás del apodo despectivo de las «Batichicas» hay mujeres con capacidad y voluntad de incidir. Su frase, aunque coqueta en su formulación, tiene un fondo sutilmente feminista, al reivindicar la agencia de las mujeres en un entorno donde suelen ser minimizadas o reducidas a roles secundarios por sus compañeros varones.
El trasfondo de esta controversia es la lucha por la narrativa en un momento clave de definición política. Al criticar a las «Batichicas», Monreal buscaba deslegitimar el apoyo a un posible contrincante. Sin embargo, al ser confrontada, la diputada Saiden utiliza la misma controversia para validar el respaldo a Harfuch, dándole un giro positivo al concepto de acompañamiento político. Este tipo de declaraciones demuestran que, en la política moderna, cualquier comentario puede ser usado para fortalecer o debilitar una posición, y las mujeres están dispuestas a usar su voz para moldear la conversación.
El Significado del Término en el Contexto Político
El término «Batichicas» en el contexto político se refiere al personaje de Batgirl de los cómics, usualmente asociado a la imagen de ser una heroína secundaria o una compañera. Históricamente, en México, se ha utilizado de forma peyorativa para referirse a mujeres jóvenes o atractivas en la política, cuya presencia se atribuye más a la cercanía con un líder masculino que a su propio mérito o capacidad política. La frase de Saiden, al insinuar el deseo de acompañamiento político de muchas, intenta despojar al término de su connotación secundaria, implicando que las mujeres que apoyan a Harfuch se ven a sí mismas como coequiperas con el mismo nivel de compromiso e importancia.



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