
La promesa central de campaña del presidente Javier Milei, la de ir frontalmente contra la «Casta» política tradicional, está siendo objeto de severas críticas y un creciente desencanto popular en Argentina. Sectores sociales y sindicales denuncian que el gobierno ha incumplido su promesa, focalizando las medidas de ajuste económico en los trabajadores y jubilados, mientras que la estructura de poder político y económico a la que el mandatario prometió combatir permanece, en gran medida, intacta.
La implementación de un severo plan de ajuste fiscal ha coincidido con una ola de despidos de miles de trabajadores y trabajadoras tanto en el sector público como en el privado. Esta reducción del empleo se suma a una inflación galopante, creando un escenario de emergencia social que contradice el espíritu de cambio radical prometido a los votantes.
El Precio del Ajuste: Jubilados y Estudiantes en Crisis
El impacto de las políticas de ajuste se siente con particular dureza en los sectores más vulnerables. La situación de los jubilados se ha vuelto dramática: muchos han visto cómo sus ingresos se pulverizan por la inflación. El acceso a la alimentación se ha deteriorado tanto que se reportan casos de personas de la tercera edad buscando sobras que encuentran en la basura para subsistir. Esta imagen de precariedad extrema es un símbolo doloroso de la crisis.
- Salud y Medicamentos: Simultáneamente, la reducción o paralización de programas sociales ha provocado que a los jubilados y otros sectores vulnerables les quitaron los remedios, poniendo en riesgo la salud de miles de personas con enfermedades crónicas.
- Educación: La crisis económica también ha golpeado a la educación. El aumento de los costos y el recorte de subsidios han llevado a que muchos estudiantes hoy no pueden pagar la universidad, ni cubrir los gastos básicos de transporte y materiales, lo que amenaza con la deserción masiva y el acceso a la educación pública, un pilar histórico de la movilidad social argentina.
La Promesa Rota: ¿Mintió el Presidente?
La narrativa dominante entre los opositores al gobierno es que el presidente Milei mintió a sus electores. La crítica sostiene que, si bien prometió un ajuste para la casta, las medidas implementadas se han enfocado en recortar derechos y subsidios a la población de ingresos bajos y medios, mientras que grandes grupos empresariales y políticos han sido menos afectados o incluso beneficiados por ciertas desregulaciones.
La deriva social de las políticas de gobierno ha generado una fuerte respuesta en las calles, con movilizaciones de sindicatos, docentes y organizaciones de derechos humanos que exigen la reversión de las medidas y un plan económico con rostro social. El gobierno defiende su plan argumentando que el ajuste es inevitable para evitar una hiperinflación y que las dificultades actuales son un «sacrificio» necesario para sentar las bases de un crecimiento futuro.







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