
31 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL-La dirigente política Keiko Fujimori oficializó este jueves su precandidatura a la Presidencia de Perú para las elecciones de abril de 2026. En un acto realizado en la ciudad de Trujillo, la líder de Fuerza Popular declaró que su decisión marca un nuevo comienzo para su movimiento, tras años de procesos judiciales que finalmente fueron archivados por el Tribunal Constitucional. Fujimori aseguró que no busca inmunidad política, sino “rescatar a Perú de la violencia y devolverle el orden y la autoridad”.
Durante su discurso, la hija del expresidente Alberto Fujimori reafirmó su compromiso con la seguridad ciudadana y la lucha contra el crimen. Propuso la construcción de penales de alta seguridad y el fortalecimiento de las fronteras como medidas urgentes ante la creciente ola delictiva. “Quiero recuperar nuestras calles, reconstruir la autoridad y proteger a las familias peruanas”, señaló, apelando a un discurso de firmeza que ha caracterizado su trayectoria política.

El anuncio de su candidatura llega justo antes del cierre del plazo oficial para que los partidos inscriban a sus precandidatos y realicen sus primarias. Fujimori, que competirá por cuarta vez por la presidencia, aseguró que, de ganar, gobernará “como gobiernan las madres: con cabeza fría, corazón grande y manos limpias”. Su mensaje busca conectar con el electorado conservador que ve en ella una figura de experiencia y resiliencia frente a la inestabilidad política del país.
El Tribunal Constitucional ordenó hace apenas unos días el archivo definitivo de la investigación en su contra por presunta financiación ilegal de las campañas de 2011 y 2016, conocidas como el “caso Cócteles”. El fallo, basado en la falta de sustento jurídico y en la vulneración del principio de legalidad, fue interpretado como una victoria legal para la lideresa de Fuerza Popular, que durante años defendió su inocencia ante las acusaciones de corrupción.

La candidatura de Fujimori reabre el debate sobre el futuro del fujimorismo en la política peruana. Mientras sus simpatizantes celebran el cierre de una etapa judicial que consideran injusta, sus detractores advierten que su retorno representa el riesgo de reeditar prácticas autoritarias del pasado. El escenario político peruano continúa fragmentado, con una ciudadanía que exige soluciones urgentes a problemas estructurales como la inseguridad, la inflación y la crisis institucional.
El desafío de Fujimori será reconstruir su imagen pública y convencer a un electorado cansado de la polarización. Aunque cuenta con una sólida base partidaria, deberá enfrentar la desconfianza de amplios sectores sociales que la asocian con la figura de su padre. En ese contexto, su estrategia de campaña se enfocará en propuestas de seguridad, estabilidad económica y “reconciliación nacional”.
Su experiencia y capacidad de organización contrastan con la falta de liderazgos consolidados en otros partidos, lo que podría favorecer su desempeño en las encuestas iniciales. Sin embargo, el éxito de su proyecto dependerá de su habilidad para generar consensos y alejarse de la narrativa judicial que la ha perseguido durante más de una década. La campaña de 2026 podría ser, en ese sentido, una oportunidad definitiva para reivindicarse o despedirse de la política peruana.
 
			 
			









