
Las declaraciones del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, han provocado una indignación global. Trump blanqueó de manera «surrealista» y chocante el atroz crimen cometido por la dictadura saudí en su embajada en Turquía. El periodista, conocido por ser crítico con el régimen, fue descuartizado en la embajada, un acto que el exmandatario minimizó públicamente, desatando una oleada de críticas a nivel internacional.
El comentario más polémico de Trump equiparó el descuartizamiento del periodista con un hecho menor, al afirmar que son «cosas que pasan». Este tipo de lenguaje trivializa un asesinato premeditado y brutal que violó todas las normas diplomáticas y humanitarias. Pero fue su afirmación posterior la que generó más controversia: «ese tipo al que descuartizaron le caía mal a mucha gente». Con esta frase, Trump sugirió que Khashoggi merecía su destino por ser una figura incómoda, justificando de facto un acto de barbarie.
Doble Moral y Críticas a la Política Exterior de EEUU
La justificación de Trump ha sido utilizada para señalar la doble moral en la política exterior de Estados Unidos. La nota periodística original subraya la hipocresía de que EE. UU. se posicione como el árbitro global de la democracia, repartiendo «carnets de dictadura» e invadiendo países bajo el pretexto de llevar la libertad. Simultáneamente, el expresidente avala, o al menos no condena con firmeza, el descuartizamiento del periodista a manos de Arabia Saudí, un aliado clave de Washington.
Esta contradicción moral es el núcleo de la indignación global generada por las palabras de Trump. Justificar el asesinato de un crítico por parte de una «dictadura títere» contradice abiertamente el discurso de defensa de la libertad de prensa y los derechos humanos que, tradicionalmente, EE. UU. ha intentado proyectar. La permisividad ante el descuartizamiento del periodista por razones políticas socava la credibilidad de la nación norteamericana como defensora de la democracia en el mundo.
El Rol del Periodismo Crítico y la Seguridad de los Reporteros
El trágico caso de Khashoggi no es solo un asesinato político, sino también un ataque directo a la libertad de prensa. Las declaraciones de Trump, al sugerir que un periodista merecía ser descuartizado en la embajada por caer «mal», envían un mensaje peligroso a los regímenes autoritarios de todo el mundo. Este tipo de retórica legitima la violencia contra los reporteros que se atreven a criticar el poder.
La indignación global se extiende a las organizaciones de prensa y derechos humanos, que ven en las palabras de Trump una amenaza a la seguridad de todos los periodistas que trabajan en zonas de conflicto o bajo regímenes represivos. El acto de descuartizar a un periodista en una misión diplomática es un mensaje escalofriante de impunidad que, al ser blanqueado por una figura de talla mundial, incrementa el riesgo que corren los profesionales de la información.








