
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha admitido abiertamente que el nuevo impuesto a los refrescos y bebidas saborizadas, incluido en el Paquete Económico 2026, no tiene como objetivo principal una disminución significativa en el consumo. Esta declaración rompe con el discurso tradicional de los llamados «impuestos saludables» y se enfoca en el aspecto fiscal. El subsecretario de Ingresos, Carlos Lerma Cotera, explicó que el consumo de estos productos es «inelástico», lo que significa que la gente los seguirá comprando a pesar del alza de precios.
El foco de la medida es, sin lugar a dudas, la recaudación. Se estima que tan solo el nuevo impuesto a los refrescos (bebidas azucaradas, light y cero) generará unos impresionantes 35 mil millones de pesos adicionales para el gobierno federal en 2026. Este monto es una inyección de recursos vital para las arcas públicas, independientemente del efecto marginal que pueda tener en la salud de la población.
El Refresco Es «Inelástico» y la Nueva Carga Fiscal
La justificación de Hacienda sobre la «elasticidad» del refresco se basa en la experiencia del gravamen de 2013, cuando el consumo disminuyó en menos del 5%. Esto confirma que para una gran parte de la población mexicana, el refresco es un producto de consumo habitual y difícil de reemplazar. Con esta base, el gobierno se siente seguro de aumentar la carga fiscal sin un riesgo real de desplome en ventas que afecte la recaudación esperada.
El aumento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) será sustancial. La cuota por litro para las bebidas azucaradas pasará de $1.64 a $3.01. Lo que más ha generado debate es la inclusión de las versiones light y cero, que por primera vez serán gravadas con **$1.50 pesos por litro**. Este nuevo gravamen a las versiones «saludables» es una clara señal de que el objetivo primario de la medida es conseguir ingresos y no cambiar hábitos.








<

