
La presidenta Claudia Sheinbaum ha vuelto a abordar de manera categórica el tema fiscal, asegurando a la población mexicana que en el año 2026 no se implementarán nuevos impuestos. La mandataria busca así disipar cualquier rumor o preocupación sobre un aumento en la carga tributaria para los ciudadanos. Este anuncio refuerza la línea de su política económica de fortalecer las finanzas públicas a través del combate a la evasión y la corrupción, en lugar de crear gravámenes adicionales.
En un gesto de transparencia, la presidenta detalló que solo hay una excepción a esta regla de «cero nuevos impuestos». “El único que tal vez sí afecte es el de los refrescos. Pero no hay nada más”, puntualizó Sheinbaum. Esta mención se refiere al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicado a las bebidas azucaradas, el cual, como se había anticipado, podría experimentar un ajuste. Este tipo de medidas suele justificarse no solo por su impacto recaudatorio, sino también como una herramienta para desincentivar el consumo de productos que tienen un efecto negativo en la salud pública.
La Única Excepción: El IEPS a los Refrescos

La insistencia de la presidenta en que no habrá nuevos impuestos para la población en 2026 es un pilar de su plan fiscal. Sin embargo, la mención específica a los refrescos subraya la posible intención de su gobierno de utilizar el sistema impositivo para promover hábitos de vida más saludables. Un aumento al IEPS de las bebidas azucaradas impacta directamente en el precio final al consumidor, buscando reducir el alto consumo de refrescos en México, un país con serios problemas de obesidad y diabetes.
El enfoque es claro: aumentar la recaudación se hará a costa de quienes evaden o de productos cuyo consumo es socialmente costoso, como el de los refrescos. La estrategia fiscal de Sheinbaum se dirige a obtener miles de millones de pesos adicionales, como ya se había anunciado, pero sin tocar el bolsillo del contribuyente cumplido. Por lo tanto, el impuesto a los refrescos se convierte en el único punto de atención fiscal para 2026.
La promesa de no crear nuevos impuestos busca enviar una señal de estabilidad y certidumbre económica a las familias y a las pequeñas y medianas empresas. La presidenta busca generar confianza, demostrando que la solidez financiera del país puede lograrse a través de la eficiencia administrativa y no a través de una política fiscal expansiva y onerosa para la ciudadanía. Este compromiso es especialmente sensible en un contexto económico que demanda predictibilidad.
Es pertinente señalar que el impuesto a las bebidas azucaradas (el de los refrescos) ya existe en México desde 2014, y su implementación ha sido objeto de diversos estudios. Si bien su principal efecto ha sido recaudatorio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado en diversas ocasiones su aumento como medida efectiva de salud pública. Al centrar su única excepción fiscal en los refrescos, Sheinbaum no solo busca ingresos, sino que también alinea su política con recomendaciones sanitarias internacionales para combatir la epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles.
Claridad Presidencial ante Rumores Fiscales
La presidenta Sheinbaum utilizó su plataforma para dirigirse directamente a la ciudadanía y desactivar los rumores sobre una posible «cobija fiscal» que pudiera implementarse en 2026. Su rotunda negación («no hay nada más») ofrece un marco de seguridad para la planificación económica de los hogares y los negocios.
La clave de su política fiscal sigue siendo el combate a la corrupción y la evasión, las cuales, según proyecciones de su equipo, tienen el potencial de generar recursos suficientes sin tener que recurrir a nuevos impuestos. Solo el ajuste al impuesto de los refrescos se mantiene como una variable fiscal que podría tener un impacto tangible en el gasto diario de las familias, actuando como un instrumento de salud y recaudación.