
2 DICIEMBRE 23025-INTERNACIONAL- El Gobierno de Colombia confirmó la expulsión de nueve miembros de la secta judía ultraortodoxa Lev Tahor, un grupo señalado por prácticas extremas y presuntos delitos contra menores. Esta acción se produjo después del rescate de 17 niños extranjeros que habían sido captados por el grupo, una intervención que llevó a que un total de 26 personas fueran entregadas a las autoridades de Estados Unidos. Las autoridades colombianas subrayaron que todos los menores serán puestos bajo resguardo para garantizar su seguridad, asegurando un proceso que busca restituir plenamente sus derechos.
Las investigaciones comenzaron tras un operativo realizado el 23 de noviembre en Yarumal, Antioquia, donde se confirmó la presencia de niños provenientes de Estados Unidos, Guatemala y Canadá. Al revisar sus historiales, las autoridades descubrieron que cinco de ellos tenían circular amarilla de Interpol por riesgos relacionados con desaparición o trata.

La oficina de Migración Colombia detalló que algunos adultos expulsados tenían alertas de detención por parte de agencias internacionales, incluidos antecedentes por delitos previos relacionados con explotación infantil y secuestro. Estos vínculos reforzaron la necesidad de actuar de forma inmediata para evitar que los menores regresaran a un entorno peligroso.
Este caso se suma a una serie de intervenciones contra Lev Tahor que han ocurrido en distintos países. El año pasado, Guatemala vivió uno de los episodios más alarmantes cuando su Policía rescató a 160 menores presuntamente abusados dentro de una comunidad controlada por la secta, donde incluso se localizaron restos humanos.
En enero de este año, el supuesto líder de la organización, Jonathan Emmanuel Cardona Castillo, fue detenido en El Salvador, aunque eso no impidió que la secta continuara operando. Meses después, en Chiapas, México, las autoridades identificaron otra comunidad activa vinculada al grupo. El patrón detectado revela que la organización ha desarrollado la habilidad de instalarse en zonas rurales, de difícil acceso, aprovechando vacíos institucionales para operar sin supervisión.








