
Es una situación inaudita: a pesar de los escándalos recurrentes y la necesidad de rendición de cuentas, la Cámara de Diputados en México sigue operando sin su Comité de Ética, un órgano crucial para regular la conducta de los legisladores. A más de un año de haber iniciado la legislatura, este vacío institucional es una realidad que expone la falta de voluntad política para auto-vigilarse. La propia presidenta de la Cámara, Kenia López Rabadán, ha levantado la voz, señalando que la Mesa Directiva está atada de manos para imponer sanciones debido a la ausencia de este órgano. La importancia de contar con un Comité de Ética es vital para recuperar la confianza ciudadana en un cuerpo legislativo frecuentemente criticado.
La legislatura ha estado marcada por una serie de controversias que han puesto a los diputados en el ojo del huracán. Desde legisladores que han sido captados bailando en eventos públicos de forma cuestionable, hasta aquellos que utilizan las instalaciones para juegos recreativos como el pádel. A esto se suma el grave problema de la inasistencia a las comisiones de trabajo, un incumplimiento directo de sus deberes. Lo más preocupante es que, hasta la fecha, ninguno de estos comportamientos indebidos ha podido ser sancionado, precisamente porque el mecanismo diseñado para ello, el Comité de Ética, simplemente no existe.
Un Vacío de Normatividad que Desata Escándalos
La presidenta de la Cámara, Kenia López Rabadán, ha hecho un llamado urgente a las distintas bancadas y partidos políticos para que dejen de lado sus diferencias y logren «construir los acuerdos» necesarios para la pronta integración del Comité de Ética. La legisladora fue clara al advertir que, sin este órgano interno, es imposible para la Mesa Directiva aplicar medidas correctivas a las conductas inapropiadas que se han vuelto virales. La ausencia de reglas claras y un mecanismo de castigo ha fomentado una sensación de impunidad entre algunos diputados, quienes parecen actuar sin temor a consecuencias, desgastando la imagen del Poder Legislativo.
Esta falta de acción es particularmente grave si se considera que el Comité de Ética tiene la facultad específica de investigar y sancionar las violaciones al código de conducta y las normas de probidad. Al no estar constituido, se crea un «vacío ético» que permite que los escándalos se sucedan sin repercusión alguna. La petición de López Rabadán no es solo una solicitud interna, sino un eco de la demanda ciudadana que exige seriedad y compromiso por parte de sus representantes. Los mexicanos, como contribuyentes, tienen derecho a esperar que sus diputados cumplan con su mandato constitucional.
El costo de este retraso en la integración del Comité de Ética va más allá de la imagen pública; impacta directamente en la calidad del trabajo legislativo. La diputada López Rabadán recordó a sus colegas que el ser legislador no es un privilegio, sino una responsabilidad que se debe asumir con total seriedad. En sus palabras, los ciudadanos «pagan impuestos para que sus diputados trabajen, no para que den vergüenza», un mensaje que subraya la necesidad de recuperar la dignidad del cargo y enfocar los esfuerzos en la creación de leyes y no en la generación de polémicas.






<



