
El enfrentamiento político entre Alito Moreno y Morena volvió a encender los ánimos en el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE). Durante la sesión, el representante de Morena, Guillermo Santiago Rodríguez, expuso varios de los señalamientos que han perseguido al dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, desde hace años, incluyendo acusaciones por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y fraude.
Más allá de lo expuesto, el choque evidenció la tensión constante entre ambos partidos, que se ha intensificado a medida que se acercan procesos electorales clave. Los señalamientos contra Alito Moreno han sido utilizados como bandera política por parte de Morena, mientras que en el PRI los consideran parte de una estrategia de persecución para debilitar a su dirigencia.
Morena insiste en acusaciones contra Alito Moreno
Guillermo Santiago Rodríguez sostuvo que el dirigente priista enfrenta investigaciones y acusaciones que no han sido aclaradas de manera satisfactoria, lo que afecta la credibilidad del partido tricolor. Además, señaló que las prácticas señaladas reflejan un estilo de liderazgo contrario a los principios de transparencia y rendición de cuentas que exige la ciudadanía.
Desde el oficialismo, se insiste en que el líder del PRI debería dar un paso al costado mientras se esclarecen los procesos legales que lo rodean. Según Morena, mantenerlo en la dirigencia nacional sólo profundiza el descrédito de su partido y genera un impacto negativo en la vida pública del país.
PRI cierra filas en defensa de Alito Moreno
La respuesta no tardó en llegar de parte de la diputada priista Marcela Guerra, quien defendió al líder de su partido, asegurando que se trata de una persecución política disfrazada de procesos judiciales. Argumentó que el gobierno federal y Morena buscan debilitar a la oposición utilizando instituciones para callar voces críticas.
Guerra calificó los señalamientos como un intento de “linchamiento político”, y recordó que Moreno Cárdenas ha denunciado en diversas ocasiones lo que considera una ruta autoritaria del actual gobierno. De esta manera, el PRI refuerza su postura de cerrar filas en torno a su dirigente, en lugar de apartarlo.
Un valor agregado a esta disputa es que, según analistas políticos, la figura de Alito Moreno también se ha convertido en un factor de división dentro del propio PRI. Algunos sectores del partido consideran que su permanencia debilita la posibilidad de reposicionar al tricolor en futuros procesos electorales, lo que genera un dilema interno: mantener la unidad en torno a su líder o renovarse con nuevas figuras.
El choque entre Morena y el PRI no sólo refleja las tensiones entre partidos, sino que también abre un debate sobre el futuro de la oposición en México. Mientras Morena insiste en los señalamientos de corrupción, el PRI apuesta por la narrativa de persecución política, en una confrontación que seguramente se agudizará rumbo a las próximas elecciones.