
La noche en #Tokio se transformó en una escena de película de desastre cuando las #sirenas comenzaron a sonar en toda la ciudad, advirtiendo a los residentes sobre el riesgo de #inundaciones. Lo que parecía una tormenta común se convirtió en una emergencia climática sin precedentes, con vientos recios, lluvias desbordadas y un ambiente lleno de tensión y miedo.
Las autoridades activaron las alertas justo cuando la lluvia comenzó a caer con fuerza inusual. Eran cerca de las 11 de la noche cuando los sonidos de las sirenas estremecieron a la población. Muchos vecinos, sin saber exactamente qué estaba ocurriendo, salieron de sus casas o buscaron refugio ante el temor de una inundación repentina. El cielo se iluminaba con rayos, el viento sacudía árboles y estructuras, y el agua comenzaba a acumularse en calles y avenidas.
El pánico se apoderó de algunas zonas de la capital japonesa, especialmente en áreas bajas y cercanas a ríos, donde las autoridades emitieron alertas de evacuación. La intensidad de la lluvia era tan fuerte que, en menos de una hora, varias calles quedaron completamente anegadas, complicando el tránsito y atrapando a decenas de automovilistas en medio del aguacero.

Los testimonios de ciudadanos en redes sociales no se hicieron esperar. Algunos describieron la escena como “aterradora”, con ventanas vibrando por la fuerza del viento y el sonido constante de las sirenas creando una sensación de urgencia total. “Era como estar en medio de una pesadilla”, comentó una usuaria de X (antes Twitter), mientras mostraba un video del agua entrando por la puerta de su edificio.
Aunque no se han reportado víctimas hasta el momento, las autoridades advierten que las lluvias continuarán en los próximos días, y pidieron a la población mantenerse informada a través de canales oficiales. Equipos de emergencia trabajan desde la madrugada en el desalojo de zonas afectadas y en la limpieza de drenajes colapsados.
Tokio, una ciudad altamente preparada para desastres, enfrenta así uno de los retos climáticos más intensos de los últimos años. Lo que dejó esta noche no fue solo calles inundadas, sino también una sensación de vulnerabilidad ante un clima cada vez más extremo y violento.