
1 de abril 2025- Una abuela chiapaneca se ha visto obligada a cerrar su panadería artesanal en Cancún debido a las presiones del derecho de piso, una forma de extorsión que sigue afectando a los pequeños negocios en la ciudad. El establecimiento, que ofrecía pan tradicional de Chiapas, fue víctima de esta práctica criminal, que ha obligado a muchos emprendedores a abandonar sus negocios.
El incidente ha generado gran indignación entre los ciudadanos, ya que la abuela chiapaneca dedicaba su vida a la elaboración de pan, una actividad que representa tanto un sustento económico como una forma de preservar la cultura de su estado natal. Sin embargo, la extorsión ha convertido su sueño en una pesadilla, ya que la exigencia de pagos constantes por parte de los criminales ha hecho insostenible su negocio.
Derecho de piso, la causa del cierre
La extorsión que sufrió la abuela chiapaneca se enmarca dentro del fenómeno del derecho de piso, una práctica que obliga a los comerciantes a pagar una cuota mensual a las organizaciones criminales a cambio de “protección”. En el caso de la panadería, la mujer no pudo cumplir con las exigencias, lo que la llevó a tomar la difícil decisión de cerrar el negocio.
El cierre de la panadería no solo es la pérdida de un comercio, sino también de una tradición, ya que el pan artesanal chiapaneco ofrecido por la abuela era muy apreciado por los cancunenses. Esta situación resalta la falta de seguridad y el control que las autoridades deben tener sobre la creciente delincuencia en la zona.

Video en redes sociales muestra la realidad
Recientemente, un video que circuló en TikTok ha mostrado a la abuela chiapaneca explicando a sus nietos que no podrá continuar con su panadería debido a la extorsión sufrida. El video ha sido compartido ampliamente, generando un fuerte rechazo en la comunidad local. En él, la mujer narra cómo el crimen organizado afectó directamente a su pequeño negocio, algo que muchos otros empresarios también han experimentado.
Este video ha puesto de manifiesto la grave situación de los emprendedores en Cancún, que cada vez más se ven obligados a cerrar sus negocios debido a las presiones del crimen organizado. La extorsión se ha convertido en uno de los principales problemas que enfrentan los pequeños empresarios, afectando la economía local y poniendo en riesgo a quienes solo buscan salir adelante de manera honesta.
Demandan justicia para los emprendedores
La comunidad de Cancún ha expresado su solidaridad con la abuela chiapaneca y su familia, pero también ha lanzado un llamado urgente a las autoridades locales y federales para que intensifiquen los esfuerzos contra el crimen organizado y la extorsión. Los ciudadanos piden que se implemente un plan de seguridad más efectivo que proteja a los pequeños empresarios y que erradique las prácticas de derecho de piso que afectan el desarrollo económico de la ciudad.
Este caso es solo uno de muchos en los que los emprendedores son víctimas del crimen organizado. Sin embargo, la situación de la abuela chiapaneca ha puesto el tema en el ojo público, generando un debate sobre la inseguridad en Cancún y la necesidad de tomar acciones concretas para garantizar la seguridad de los comerciantes y sus negocios.
El cierre de la panadería y sus consecuencias
El cierre de la panadería de la abuela chiapaneca no es solo una pérdida económica, sino también una derrota cultural. Su negocio representaba un pedazo de la tradición chiapaneca en Cancún, un sabor auténtico que se ha visto desplazado por la violencia y la extorsión. La panadería artesanal era un refugio para quienes buscaban probar los sabores tradicionales de Chiapas, pero ahora, esa tradición se ve truncada por la creciente inseguridad en la ciudad.
Este caso resalta la importancia de fortalecer las políticas de seguridad en Cancún y proteger a los emprendedores de la extorsión. La comunidad exige que el gobierno tome medidas más severas para acabar con el derecho de piso y apoyar a los pequeños negocios que son parte fundamental de la identidad local.
Es genial ver que se están tomando medidas para mejorar la situación, pero a veces siento que las soluciones llegan muy tarde. La gente necesita respuestas rápidas y efectivas, no solo promesas.