CIUDAD DE MÉXICO (EFE y El Universal).— Millones de feligreses se reunieron ayer, en Viernes Santo, para celebrar el vía crucis en la alcaldía de Iztapalapa, de Ciudad de México, en una de las mayores representaciones de la Pasión de Cristo en el mundo, que este año está marcada por la insólita ola de calor y escasez de agua, problemas que afectan en particular la zona donde se realiza la procesión.
Ubicada en el oriente de la capital, Iztapalapa es el distrito de la capital mexicana más habitado, y el que con gran orgullo monta desde 1843 la Pasión de Cristo, una representación que a pesar de los problemas se refugia en su fe para afrontarlos.
“Con fe, el calor o la falta de agua no importan”, confió a EFE la intérprete Mayra Angélica Matamoros, quien actúa como dama de Herodes y quien asegura que, si bien los “caminos de Dios no son sencillos, con devoción todo se puede”.
Este día el pueblo de Iztapalapa, con poco más de 1.8 millones de habitantes, se vuelca para representar este acto de fe católica con unas 5,000 personas involucradas, entre intérpretes y músicos, quienes buscan mantener la tradición teatral que se representa al aire libre.
Esta demarcación es una de las que más ha sufrido por años la escasez de agua, un problema que se extiende a otras zonas de la ciudad y que podría culminar, a principios de verano, con el “día cero”, es decir, sin el líquido en la capital de México.
De hecho, expertos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) advirtieron esta semana de que, si se atrasa la temporada de lluvias esperada para la primavera, el 30 % de la ciudad podría quedarse sin agua en los próximos meses.
Aun así, Jorge Jazmín, quien viste una túnica morada de nazareno y acompaña a Jesús en su camino, ve entre la ciudadanía la voluntad de reducir el impacto de la escasez de agua.
Poco antes del mediodía, la multitud se congregó en la macroplaza Cuitláhuac y esperaba con expectación la escena de los 39 azotes a Jesús, que son ejecutados por “soldados romanos” en medio de la plaza.
“Es mi primer año y vine para ver qué hacen y cómo lo hacen”, explica Apolonia Trinidad, una de los miles de asistentes a la representación viviente.
El vía crucis de Iztapalapa se remonta a 1843, cuando, afectados por una epidemia de cólera, los habitantes de la zona realizaron este acto de fe para pedir terminar con la enfermedad.
“Es una tradición que nos han inculcado desde pequeños. Es parte de la cultura de los originarios de Iztapalapa”, asegura Lourdes Maguey, oriunda de la zona.
A Etna, hermana de Lourdes, le invade la nostalgia al asistir a la representación de la Semana Santa, algo muy “significativo” para ella y su familia y dice que para la alcaldía y la ciudad.
Este respeto del público hacia la festividad y la religión se da en un país marcadamente católico, donde, en 2020, con una población de 126 millones de personas, más de 90 millones declararon ser seguidoras de esta fe, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Quien interpreta a Jesús, que este año es el joven de 22 años Cristopher Gómez, carga una cruz de 70 kilos a lo largo de tres kilómetros.
ItinerarioDe la plaza al Cerro de la Estrella
El vía crucis de Iztapalapa va de la plaza central hasta la cima del Cerro de la Estrella.
Centro ceremonial
Ese cerro es el lugar de la crucifixión y fue un centro ceremonial azteca.
Cientos de nazarenos
A Jesús se suman sus seguidores, desde la Virgen María hasta cientos de nazarenos, hombres y mujeres ataviados en túnicas moradas y algunos sin zapatos.
Patrimonio inmaterial
La tradición de Iztapalapa es considerada desde 2023 como Patrimonio Cultural Inmaterial de México por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Esta nota Vía crucis de Iztapalapa: Fuertes ante el dolor apareció primero en Diario de Yucatán.