
20 de Diciembre del 2025.- La tensión entre Caracas y Washington ha escalado a niveles críticos tras la intercepción de una nueva embarcación cargada de crudo en aguas internacionales. La vicepresidenta Delcy Rodríguez calificó la operación como un acto de piratería moderna y aseguró que estas acciones no quedarán en el olvido. Según el comunicado oficial, el gobierno venezolano llevará el caso ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, buscando que el derecho internacional sancione a los responsables de lo que consideran el secuestro de una propiedad privada.
El despliegue militar estadounidense, que forma parte de la operación Lanza del Sur, ha sido el brazo ejecutor de estas capturas en alta mar. Por su parte, la secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Kristi Noem, confirmó que el operativo se realizó antes del amanecer, justificando la detención bajo el argumento de que la nave había atracado recientemente en puertos venezolanos. Esta situación ocurre en medio de un bloqueo total ordenado desde la Casa Blanca, afectando directamente la movilidad de cualquier petrolero por EE.UU. que intente comercializar hidrocarburos sancionados.
El conflicto por el control del crudo en el Caribe
El presidente Nicolás Maduro ha sido enfático al señalar que estas maniobras militares son comparables a las acciones de los antiguos corsarios que asolaban la región. Para el mandatario, el uso de la fuerza contra una nave comercial y civil representa una violación flagrante a la libertad de navegación y al comercio de paz. Maduro sostiene que el argumento de la lucha contra el narcotráfico es solo un pretexto utilizado por Washington para intentar justificar la persecución de cada buque petrolero por parte de EE.UU. que transporte recursos nacionales.
Desde Caracas se insiste en que el objetivo final de estas agresiones es generar un cambio de régimen para tomar el control de las reservas de gas y crudo del país. El gobierno venezolano argumenta que, mientras se acusa al país de ser una ruta de drogas, los informes de organismos internacionales señalan que la mayoría del tráfico de sustancias ilícitas circula por el Océano Pacífico. A pesar de esto, el bloqueo se ha endurecido, resultando en la detención de más de un navío petrolero por EE.UU. en las últimas semanas, lo que agrava la crisis diplomática.
Reacciones internacionales y violaciones al derecho
Diversos países como Rusia, México y Brasil han expresado su preocupación por el uso de tácticas militares contra embarcaciones mercantes. Expertos en leyes internacionales han advertido que los ataques y detenciones realizados podrían considerarse ejecuciones sumarias o actos ilegales si no se presentan pruebas contundentes de delitos. La comunidad internacional observa con cautela cómo la designación de Venezuela como organización terrorista por parte de Donald Trump facilita el asalto de cualquier carguero petrolero por EE.UU. sin necesidad de un juicio previo.
La situación se vuelve más compleja con el despliegue de naves de guerra que patrullan constantemente las costas, lo que para Venezuela constituye un estado de asedio permanente. Según las autoridades bolivarianas, el país ha demostrado ser fuerte al resistir lo que llaman una campaña de agresión multidimensional que incluye terrorismo psicológico y sabotaje económico. El anuncio de posibles ataques «en tierra» por parte de la administración estadounidense ha puesto en alerta máxima a las fuerzas armadas venezolanas ante la posible pérdida de otro petrolero por EE.UU. en el futuro cercano.






