
15 SEPTIEMBRE 2025- INTERNACIONAL- El gobierno de Venezuela, encabezado por Nicolás Maduro, difundió imágenes de venezolanos entrenando en armas como parte de la estrategia de defensa frente al despliegue naval estadounidense en el mar Caribe. Los ejercicios, realizados por la Milicia Bolivariana, incluyen el manejo de fusiles y maniobras tácticas para lo que el mandatario describe como la protección de la soberanía y la paz de la nación. Maduro acompañó el anuncio con un mensaje en redes sociales donde exaltó al pueblo como «valiente y heroico».
Entrenamientos militares y mensaje político
Los entrenamientos de venezolanos en armas se enmarcan en un discurso que mezcla seguridad y patriotismo. Según el presidente, esta movilización busca garantizar la integridad territorial ante posibles amenazas externas. Las imágenes mostraron a cientos de ciudadanos recibiendo instrucción básica en armamento y operatividad militar. Para el oficialismo, esta estrategia representa una respuesta legítima ante lo que consideran una política de presión de Washington contra Caracas.
La Milicia Bolivariana, creada en 2009, ha ganado protagonismo en los últimos años como una fuerza de apoyo a las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB). De acuerdo con datos oficiales, actualmente integran sus filas más de 4 millones de voluntarios, aunque expertos internacionales ponen en duda la cifra y advierten que muchos reciben formación muy limitada.

Preocupación internacional y críticas internas
El despliegue de venezolanos en armas ha generado críticas dentro y fuera del país. Sectores opositores aseguran que se trata más de una estrategia propagandística que de una verdadera capacidad de defensa. Argumentan que la mayoría de los reclutas no tienen preparación militar avanzada y que el armamento mostrado es insuficiente frente a un posible enfrentamiento con fuerzas estadounidenses.
Por su parte, organismos internacionales han manifestado preocupación por la creciente militarización de la sociedad civil. Analistas consideran que entrenar civiles en el uso de armas puede generar riesgos de violencia interna, debilitando aún más la estabilidad de Venezuela. El contraste entre la inversión en este tipo de entrenamientos y las dificultades económicas que enfrenta la población también ha sido motivo de críticas

Más allá de las imágenes compartidas por el gobierno, expertos en seguridad latinoamericana señalan que este tipo de exhibiciones cumplen un rol más simbólico que táctico. El verdadero poder de disuasión de Venezuela radica en su alianza con actores internacionales como Rusia e Irán, así como en la dependencia de su infraestructura militar en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Los entrenamientos de la Milicia, aunque útiles en un escenario de defensa territorial irregular, no representarían un contrapeso real ante la capacidad militar de Estados Unidos.
La estrategia, sin embargo, busca enviar un mensaje político hacia adentro y hacia afuera: mostrar cohesión popular, reforzar la narrativa de resistencia frente al “imperio” y mantener movilizado al sector más leal del chavismo. Para los críticos, se trata de un recurso más de propaganda; para el gobierno, de una acción patriótica. El resultado de estas tensiones podría definir la política de seguridad y defensa venezolana en los próximos años.
