
En el Centro Histórico de Ciudad de México, el Colegio de San Ildefonso fue testigo de una elegante celebración organizada por la maison Cartier para presentar una exclusiva selección de joyería fina. Entre murales emblemáticos y un ambiente rojo vibrante, más de 150 invitados acudieron a este evento que fusionó lujo con sensibilidad artística. La velada se convirtió en un escenario donde el diseño, la cultura y las celebridades se encontraron de manera armoniosa.
En punto de las siete de la noche, el recinto se inundó de luz roja para recibir a los asistentes. A su llegada, fueron recibidos con un cóctel en el jardín histórico del colegio, rodeados por murales de Diego Rivera y José Clemente Orozco que reforzaban el simbolismo del espíritu mexicano. La atmósfera se llenó de una enigmática elegancia, acentuada por la música suave de arpa durante toda la bienvenida.
Invitados destacados y estilismos deslumbrantes
Yalitza Aparicio fue una de las figuras más esperadas: eligió un vestido lencero satinado y complementó su look con piezas de las colecciones Panthère y Clash de Cartier. Mabel Cadena también robó miradas con un top strapless de silueta fluida combinado con pantalones anchos, proyectando un estilo elegante y moderno. Jesús Navarro, vocalista de Reik, acudió con un atuendo total look de la firma italiana Ferragamo, sumando sofisticación masculina al evento.
Otros asistentes destacaron igualmente en estilo y presencia. María Bottle optó por un vestido en tono rosa con joyería destacada, mientras que Mariana Zaragoza deslumbró con un vestido brillante acompañado de piezas de las líneas Clash y Love de Cartier. Cada uno de los invitados fue un reflejo del talento y la moda que rodea al mundo del lujo.
La experiencia: desfile, cena y arte en conjunto
Después del cóctel, los presentes disfrutaron de un desfile en el que modelos exhibieron collares, pulseras, aretes y anillos con un cuidado artesanal visible. Las joyas no solo fueron accesoriadas con propósito estético, sino como verdaderas obras de arte en movimiento. Posteriormente, los asistentes fueron guiados a una cena de cuatro tiempos diseñada por la reconocida chef Elena Reygadas. Las mesas, distribuidas en formas curvas, evocaban el flujo orgánico de las joyas de Cartier, con anturios rojos que contrastaban con vajillas negras.
La velada concluyó con broche musical: Silvana Estrada amenizó el cierre con su voz como pieza final de una noche mágica. Este evento no solo reforzó la relación entre lujo y arte, sino que subrayó cómo la joyería puede dialogar con el patrimonio cultural del país.
Más allá del evento, es valioso recordar que Cartier ha tenido una presencia destacada en México desde hace décadas, no solo con exhibiciones y tiendas, sino también colaboraciones artísticas y culturales. Este tipo de veladas tiene un impacto simbólico pues coloca al país en el radar del lujo internacional, estimula el mercado del diseño local y refuerza el poder de convocatoria de figuras mexicanas en escenarios globales. Además, al celebrarse en un espacio patrimonial como San Ildefonso, se crea una convivencia entre el pasado cultural y las tendencias contemporáneas, generando una narrativa más profunda y significativa que trasciende lo meramente comercial.