Cancún, Q. Roo 15 DE DICIEMBRE DE 2025 .— El principal destino turístico de México, conocido por sus playas y vida nocturna, enfrenta una crisis de salud pública que requiere atención inmediata: el grave problema de salud mental que afecta a las personas que viven en condiciones de calle. La falta de atención psiquiátrica adecuada para esta población vulnerable no solo representa una falla humanitaria, sino que también tiene repercusiones directas en la imagen y la seguridad del municipio.
La situación es crítica, ya que la combinación de la indigencia con trastornos psiquiátricos no tratados crea un círculo vicioso de deterioro social y personal. Muchas de estas personas sufren de esquizofrenia, depresión grave, trastorno bipolar y otras condiciones que les impiden funcionar de manera autónoma, agravando su permanencia en las calles. Es urgente que las autoridades de Cancún desarrollen un plan integral que priorice la atención psiquiátrica y la reintegración social.
El Desafío de la Atención Psiquiátrica
Uno de los mayores desafíos es la falta de infraestructura y personal especializado disponible para abordar la salud mental de esta población. Se requiere más que refugios temporales; es necesaria una red de atención psiquiátrica que pueda ofrecer diagnósticos precisos, tratamiento farmacológico continuo y terapias de apoyo. Actualmente, la capacidad para manejar casos crónicos y graves es insuficiente.
La estrategia debe incluir la creación de unidades móviles o brigadas de salud que puedan localizar y asistir a estas personas directamente en las calles, superando la barrera de que la población en situación de calle rara vez busca ayuda por sí misma. La salud mental en el contexto de la indigencia debe ser tratada como una prioridad, reconociendo que el bienestar de este grupo impacta en todo el tejido social de Cancún.
Hacia la Reintegración Social y el Bienestar
Abordar el problema de salud mental pasa necesariamente por programas de reintegración social. Esto implica no solo estabilizar la condición psiquiátrica, sino también ofrecer opciones de vivienda asistida, capacitación laboral y apoyo para restablecer lazos familiares y comunitarios. El objetivo final debe ser devolverles la dignidad y las herramientas necesarias para vivir fuera de la calle.
La crisis exige la colaboración entre la Secretaría de Salud estatal, el DIF Municipal, organizaciones de la sociedad civil y, posiblemente, el sector privado turístico. Invertir en la atención psiquiátrica de las personas en situación de calle es invertir en la salud pública y en la imagen de Cancún como un destino que se preocupa por todos sus habitantes. No basta con ser un líder turístico; es necesario ser un líder humanitario.
