
Querétaro, México. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por medio de su Instituto de Neurobiología con sede en el campus Juriquilla, lleva a cabo un innovador estudio clínico que busca combatir la dependencia al alcohol utilizando una tecnología no invasiva y avanzada: la Estimulación Magnética Transcraneal Repetitiva (EMTr).
Esta investigación forma parte de un esfuerzo global por encontrar tratamientos más eficaces, seguros y accesibles para una de las problemáticas de salud pública más persistentes y devastadoras en México y el mundo: el alcoholismo.
La EMTr es una técnica neuromoduladora aprobada en varios países para tratar afecciones como la depresión resistente al tratamiento, ansiedad, y dolor crónico, entre otros trastornos neurológicos. Consiste en aplicar campos magnéticos pulsados a través del cuero cabelludo para estimular regiones específicas del cerebro sin necesidad de cirugía ni medicamentos.
En palabras de la doctora Alejandra López Castro, investigadora responsable del protocolo en la UNAM, esta técnica representa una alternativa prometedora, particularmente porque permite influir directamente en áreas cerebrales relacionadas con el control de impulsos, la motivación, y la toma de decisiones, funciones frecuentemente alteradas en personas con dependencia al alcohol.
El alcoholismo, explica López Castro, no debe entenderse como una mera falta de voluntad o desvío moral, sino como una enfermedad compleja en la que el alcohol actúa como un “secuestrador” del sistema de recompensa cerebral. Esta sustancia gana un valor desproporcionado en el sistema de motivación del individuo, a tal punto que otras actividades, relaciones o intereses se ven desplazados.
“La persona empieza a perder interés en todo lo demás que le gustaba. Todo gira en torno al alcohol”, comenta la investigadora.
El protocolo que desarrolla la UNAM se basa en una estimulación de alta frecuencia (10 Hz), aplicada sobre la corteza prefrontal dorsolateral, una región del cerebro asociada con funciones ejecutivas como el juicio, la planificación, la autorregulación y la inhibición de impulsos.
Esta estimulación busca reactivar o fortalecer los circuitos neuronales deteriorados por el consumo crónico de alcohol. Además, la técnica tiene efectos secundarios mínimos y no requiere hospitalización ni sedación.
“La idea es que con sesiones repetidas podamos modificar la forma en que el cerebro responde frente al deseo de consumir alcohol y fortalecer su capacidad de autocontrol”, señala López Castro.
El protocolo diseñado por el Instituto de Neurobiología incluye una muestra de 48 participantes adultos con diagnóstico de trastorno por consumo de alcohol, quienes han sido evaluados médica y psicológicamente antes de iniciar el tratamiento.
Estructura del tratamiento:
- Duración total: 4 semanas
- Frecuencia de sesiones: 5 días a la semana (de lunes a viernes)
- Total de sesiones: 32 por persona
- Duración de cada sesión: alrededor de 40 minutos
Durante cada sesión, los participantes reciben pulsos magnéticos mientras se monitorean posibles efectos colaterales. La estimulación es completamente indolora, y la mayoría de los participantes reportan sentirse relajados o somnolientos tras cada aplicación.
Aunque el estudio aún se encuentra en curso, los primeros resultados son prometedores:
- Se ha observado una reducción significativa en el deseo de beber durante y después del tratamiento.
- Algunos pacientes han conseguido mantener la abstinencia total durante semanas posteriores al tratamiento.
- Otros han disminuido su consumo de manera considerable, con menos recaídas y mejor estado emocional.
- Además, se reporta una mejoría en los patrones de sueño, la ansiedad y el estado de ánimo general de los participantes.
La investigación en curso no busca reemplazar tratamientos tradicionales como la psicoterapia o el uso de medicamentos (por ejemplo, naltrexona o acamprosato), sino complementarlos. El objetivo es ofrecer un abordaje más eficaz y personalizado que aumente las posibilidades de recuperación.
Además del alcoholismo, la doctora López Castro y su equipo tienen la expectativa de que esta técnica pueda aplicarse más adelante en otros trastornos de adicción, como la dependencia a la nicotina, cocaína o incluso el juego patológico
México enfrenta una problemática grave con el consumo excesivo de alcohol. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT), más de 10 millones de personas presentan un consumo de riesgo o dependencia, pero solo una fracción busca o recibe tratamiento especializado.
En este contexto, avances como los que propone la UNAM no solo representan un logro científico, sino también una esperanza social, especialmente si en el futuro esta tecnología pudiera implementarse en clínicas y hospitales públicos.
“Nuestro sueño es que en unos años esta sea una opción real en instituciones de salud, y no solo en contextos de investigación”, concluye López Castro.
La Estimulación Magnética Transcraneal se perfila como una herramienta poderosa y poco explorada en el tratamiento de las adicciones. El trabajo pionero de la UNAM no solo aporta evidencia clínica sólida, sino que abre la puerta a nuevas formas de comprender y tratar el alcoholismo como lo que es: una enfermedad cerebral, compleja, pero tratable.