El Espacio Escultórico de la UNAM es uno de los muchos lugares asombrosos que se pueden visitar en Ciudad Universitaria (C.U.).
Este sitio, donde se combinan las artes plásticas con el paisaje natural, nos ofrece un rincón perfecto para sentir el silencio entre árboles, plantas y piedras volcánicas.
Inaugurado en 1979, forma parte de la reserva ecológica del Pedregal de San Ángel además del Centro Cultural Universitario. En su construcción estuvieron involucrados artistas, ingenieros, arquitectos, geólogos, botánicos y ecólogos.
El Espacio Escultórico se hizo como una inmensa obra que forma una circunferencia perfecta de 120 metros de diámetro que se compone por 64 prismas en forma de triángulos de 4 metros de altura que están sobre una base de piedra.
Como resultado se creó este anillo gigante que rodea una gran superficie de lava sólida que permanece ahí desde la gran erupción del volcán Xitle, hace aproximadamente 1600 años. Y el enorme círculo no está solo.
En sus alrededores vamos a encontrar otras esculturas inmensas, situadas entre la vegetación y las piedras volcánicas de Ciudad Universitaria.
Desde los primeros años, este lugar fue un oasis necesario para escapar del pavimento y los coches. Un círculo perfecto en el que podemos dejar del lado las preocupaciones y comprender un poco más la importancia de la arquitectura.
La creación del Espacio Escultórico en los 70
La idea de crear esta obra asombrosa fue del escultor, pintor y académico capitalino Federico Silva, que en 1977 se propuso integrar el movimiento escultórico geométrico mexicano con el entorno natural de Ciudad Universitaria.
Así, este inmenso aro que emula lo primigenio, encuentra su propia expresión conjugado con las piedras volcánicas y la poca vegetación que hay por el lugar. Federico Silva fue aprendiz y asistente del muralista David Alfaro Siqueiros.
Entonces el diseño del Espacio Escultórico se basó en el Land Art o arte de la tierra, una tendencia del arte contemporáneo que surgió desde los años 60 y que integra a la arquitectura con la naturaleza en espacios abiertos al emplear en sus esculturas diferentes materiales y elementos como rocas, madera, tierra, agua, viento y hasta fuego, además del paisaje para llamar la atención del espectador y hacerlo reflexionar.
Con Federico Silva participaron los escultores Hersúa, Helen Escobedo, Sebastián, Mathias Goeritz y Manuel Felguérez, expertos en arte contemporáneo que además colaboraron cada uno con una escultura basada en el Minimal Art o arte mínimo. Federico Silva también aportó con una de sus obras para complementar el paseo.
El cosmos en una escultura monumental
La obra del Espacio Escultórico se llevó a cabo como una representación del cosmos con referencias prehispánicas y se inauguró el 23 de abril de 1979.
Es la escultura monumental más grande que tiene la CDMX y su intención es demostrar que el principio y el fin son uno mismo, además de hacerle sentir al visitante que estar en ese lugar es un poco como estar en el centro del universo.
Asimismo, sus figuras de ángulos perfectos se integran con el entorno árido del pedregal y transportan al espectador a un lugar donde se puede reflexionar por un rato en la atmósfera llena de silencio.
También de vez en cuando las esculturas son intervenidas para crear un escenario nocturno que usa luces de colores para darles un nuevo sentido.
El músico mexicano Jorge Reyes, también llegó a montar un increíble espectáculo nocturno en el que actores representados como princesas y guerreros prehispánicos danzaban ante la música interpretada con instrumentos tradicionales.
El Paseo de las Esculturas
Al visitar el Espacio Escultórico también nos van a asombrar 6 enormes figuras que llaman la atención por sus líneas rectas, sus colores y sus formas abstractas.
Entonces estas son las otras habitantes del lugar y adornan el Paseo de las Esculturas, que es la ruta que llega hasta el gran anillo de piedra y que está marcada con mosaicos con figuras especiales en el suelo para no perderse.
Es así como el contraste que hay entre estas esculturas metálicas llenas de ángulos y el paisaje milenario llama la atención de todos los paseantes. Nos hace pensar en la forma en que nuestras grandes ciudades están integradas en un entorno que le pertenece a la naturaleza.
Las 6 esculturas que adornan el paseo son:
- Las serpientes del Pedregal y Ocho Conejos de Federico Silva
- Ave Dos de Hérsua
- Coatl (serpiente) de Helen Escobedo
- Colotl (alacrán o escorpión) de Sebastián
- Corona del Pedregal de Mathias Goeritz
- y Variante de la Llave de Kepler de Manuel Felguérez
El Espacio Escultórico de la UNAM está en Mario de la Cueva S/N, en Ciudad Universitaria, cerca de Av. Insurgentes y Anillo Periférico. Su complejo principal puede ser visitado de lunes a viernes de 8:00 a 16:00 horas y la entrada es gratuita.
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