10 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. Por primera vez en la historia, hay más niños con obesidad que con bajo peso a nivel global, según un amplio estudio de Unicef que analizó datos de más de 190 países. El informe revela un cambio alarmante en el panorama de la malnutrición infantil, mostrando que uno de cada diez niños y jóvenes de entre 5 y 19 años padece esta condición. Mientras las tasas de bajo peso han disminuido desde el año 2000, la obesidad infantil se ha triplicado. Los expertos atribuyen este fenómeno al abandono de las dietas tradicionales en favor de alimentos ultraprocesados, ricos en calorías, azúcares y grasas, que son baratos y de fácil acceso.

Un problema de doble carga
El término «malnutrición» ha evolucionado para incluir no solo el bajo peso, sino también la obesidad infantil. Unicef advierte que muchos países enfrentan ahora una «doble carga de malnutrición», donde coexisten el retraso en el crecimiento y la obesidad. Este fenómeno era considerado un problema exclusivo de los países ricos, pero el informe demuestra que ahora también afecta a las naciones más pobres. Durante la infancia, una nutrición adecuada es crucial para el crecimiento, el desarrollo cognitivo y la salud mental, pero las dietas tradicionales están siendo reemplazadas por productos ultraprocesados que tienen un impacto negativo en la salud de los menores.
El estudio de Unicef revela cifras contundentes. Desde el año 2000, la prevalencia de niños y adolescentes con bajo peso disminuyó de 13 % a 9.2 %. Sin embargo, las tasas de obesidad infantil aumentaron del 3 % a un preocupante 9.4 %, lo que significa que casi uno de cada diez niños vive con esta condición. A nivel mundial, el número de menores con sobrepeso, que incluye a los obesos, ha aumentado a 391 millones. La obesidad infantil ha superado al bajo peso en todas las regiones del mundo, con la excepción de África subsahariana y el sur de Asia.

La situación en América Latina es particularmente alarmante. La región es una de las que registra los mayores índices de sobrepeso entre niños y adolescentes. Desde el año 2000, la prevalencia ha crecido significativamente, pasando de 34 a 56 millones de niños con sobrepeso y obesidad infantil. El informe destaca que el 64 % de los países de la región muestran una prevalencia «muy alta» de esta condición. De hecho, naciones como Chile tienen una tasa de obesidad infantil superior a la de Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos. Este problema se concentra en áreas urbanas con un alto número de establecimientos de comida rápida, conocidas como «pantanos alimentarios».
El informe de Unicef también señala que en América Latina, los alimentos y bebidas ultraprocesados representan al menos una tercera parte de la ingesta calórica total de niños y adolescentes en países como Argentina, Chile y México. La región ocupa el segundo lugar a nivel mundial en el consumo de refrescos, bebidas azucaradas y alimentos procesados salados por parte de los adolescentes. Este elevado consumo ha convertido a estos productos en una parte fundamental de la dieta de los jóvenes, lo que contribuye directamente al problema de la obesidad infantil.
Unicef advierte que el impacto económico de no abordar la obesidad infantil será «devastador», con costos globales que superarán los 4 billones de dólares anuales para 2035. La organización insta a los gobiernos a tomar medidas urgentes, como establecer políticas de etiquetado obligatorio, regular la publicidad y prohibir la venta de comida chatarra en las escuelas. El informe destaca el ejemplo de México, que prohibió la venta de alimentos altos en grasas, azúcares y sal en las escuelas públicas.
