PHOENIX (AP).— Un líder religioso polígamo que afirmaba tener más de 20 “esposas espirituales”, incluidas 10 menores, afrontaba ayer décadas en prisión en su sentencia por obligar a niñas de tan solo 9 años a someterse a actos sexuales criminales con él y otros adultos.
Samuel Bateman, cuyo pequeño grupo era una escisión de la secta que una vez lideró Warren Jeffs, se declaró culpable de un esquema de varios años a fin de transportar niñas a través de líneas estatales para sus crímenes sexuales, y posteriormente de secuestrar a algunas de ellas de la custodia protectora.
Su acuerdo de culpabilidad estipulaba de 20 a 50 años de prisión, aunque cada condena conlleva una posible cadena perpetua.
Pero primero, un juez federal escuchará a un médico que evaluó la competencia de Bateman.
La pregunta determinaría si la sentencia procede o si Bateman es remitido a la custodia estatal para tratamiento psiquiátrico hasta que se considere mentalmente apto para asistir en su defensa, dijo su abogado Brian Russo.
Las autoridades señalan que Bateman, de 48 años, intentó iniciar una escisión de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con sede en las comunidades vecinas de Colorado City, Arizona, y Hildale, Utah.
El grupo fundamentalista, también conocido como FLDS, se separó de la Iglesia principal de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días después de que los mormones abandonaran oficialmente la poligamia en 1890.
La supuesta práctica de los integrantes de la secta de abusar sexualmente de niñas a quienes reclaman como “esposas espirituales” plagó mucho tiempo al FLDS.
Jeffs fue condenado por cargos estatales en Texas en 2011 por agresiones sexuales a sus seguidoras menores de edad. Bateman fue de los seguidores de confianza de Jeffs y se declaró a sí mismo, como Jeffs, un “profeta” del FLDS. Jeffs denunció a Bateman en una “revelación” escrita enviada a sus seguidores desde la prisión, y luego intentó iniciar su propio grupo.
En 2019 y 2020, insistiendo en que la poligamia trae exaltación en el cielo y que actuaba por órdenes del “Padre Celestial”, Bateman comenzó a tomar esposas adultas e hijas de sus seguidores masculinos y proclamarlas como sus “esposas”, de acuerdo con el acuerdo de culpabilidad.
Aunque ninguno de estos “matrimonios” fue legal o ceremonialmente reconocido, Bateman reconoció que cada vez que reclamaba otra “esposa”, marcaba el comienzo de su contacto sexual ilícito con la mujer o niña.
Agentes federales dijeron que Bateman exigía que sus seguidores confesaran públicamente cualquier indiscreción y les imponía castigos que iban desde la vergüenza pública hasta la actividad sexual, incluyendo requerir que algunos seguidores masculinos “expiaran sus pecados” entregando sus propias esposas e hijas a él.