
El drama de las minas ilegales en Sudáfrica va mucho más allá de la minería clandestina. Una investigación reciente revela el lado más oscuro de este negocio, un infierno subterráneo donde la explotación sexual de niños y adolescentes es una práctica común y desgarradora. Jonathan, un minero que trabajó en una de estas minas de oro, describe con voz serena y firme el horror que presenció: menores de edad, algunos de tan solo 15 años, que son obligados a tener relaciones sexuales a cambio de oro, comida o protección, una situación que, según él, lo dejó con un miedo y una incomodidad profundos.
La promesa de un futuro mejor atrajo a Jonathan a Sudáfrica, pero lo que encontró fue un mundo subterráneo lleno de peligros y abusos. Él fue testigo de cómo los mineros adultos se aprovechaban de los más jóvenes, quienes, en su desesperación, aceptaban condiciones inaceptables para sobrevivir. Este tipo de explotación sexual, según Jonathan, no es un hecho aislado, sino una realidad cotidiana en las minas, donde el poder y la desesperación crean un ambiente propicio para el abuso. Los menores, en su mayoría extranjeros y sin papeles, son los más vulnerables en este ciclo de violencia.
Un mercado de explotación subterráneo

Las afirmaciones de Jonathan son respaldadas por activistas e investigadores como Makhotla Sefuli. Según Sefuli, las bandas criminales que controlan las minas ilegales no solo reclutan mano de obra barata, sino que también buscan específicamente a menores para fines de explotación sexual. Estos niños y adolescentes son secuestrados en países vecinos o atraídos con promesas falsas de empleo en la industria minera formal, solo para ver sus pasaportes confiscados y ser forzados a trabajar en condiciones inhumanas. Su situación de vulnerabilidad los hace presas fáciles para los explotadores.
Las minas ilegales, que han costado a la economía sudafricana miles de millones de dólares, son un caldo de cultivo para la explotación de los más débiles. Tshepo, otro minero entrevistado, confirma haber visto a hombres mayores obligando a menores a tener relaciones sexuales. Tshepo agrega que algunos jóvenes lo hacían por dinero, mientras que otros son reclutados «únicamente con ese fin», lo que muestra que existe un mercado de explotación sexual comercial bajo tierra, con proxenetas que se benefician de la desesperación de estos niños.
La operación «Sellar el pozo» y sus revelaciones
La cruda realidad de estos niños salió a la luz tras la muerte de decenas de mineros ilegales en la mina de Stilfontein a finales de 2023, cuando una operación policial llamada «Vala Umgodi» o «sellar el pozo» intentó desalojar a los trabajadores ilegales. Al limitar el suministro de comida y agua para «expulsar con humo» a los mineros, las autoridades se encontraron con un escenario dantesco de desesperación y cadáveres. Finalmente, un tribunal ordenó el rescate, y fue entonces cuando se descubrió que 31 de los rescatados eran menores de edad, la mayoría mozambiqueños.