CIUDAD DE MÉXICO (El Universal).— Con el de ayer, México cumple 30 años de debates entre aspirantes a ocupar la Presidencia del país. Expertos electorales y politólogos destacaron que los encuentros tienen un impacto limitado en las preferencias de los ciudadanos.
Expertos entrevistados dijeron que es en el posdebate y su narrativa donde operan los aparatos de los partidos para el control de daños y hacer destacar a sus abanderados, y es donde sí se puede generar un impacto mayor. Opinaron que a veces cuando hay buen desempeño de un candidato no ocurre nada porque las elecciones las ganan la maquinaria de los partidos políticos.
Mientras que países como Estados Unidos tienen una amplia historia de debates presidenciales, algunos de los cuales marcaron la elección, en México estos ejercicios se realizan apenas desde hace tres décadas e incluyen cinco procesos federales para renovar al jefe del Poder Ejecutivo Federal.
En 1994, el 12 de mayo, la ciudadanía presenció en horario estelar televisivo el cruce de ideas entre los candidatos Ernesto Zedillo (PRI), Diego Fernández de Cevallos (PAN) y Cuauhtémoc Cárdenas (PRD). Se realizó sólo con los candidatos “punteros” de aquel proceso. Un día antes, los candidatos “pequeños”, Rafael Aguilar Talamantes (Frente Cardenista), Jorge González Torres (PVEM), y Pablo Emilio Madero (PDM), tuvieron su minidebate pero fue el primer ejercicio de ese tipo en nuestro país donde aún imperaba el partido único.
Llamó la atención que en ambos encuentros no participaron mujeres, quienes tuvieron que esperar hasta 2006 para hacerlo con Patricia Mercado.
En 30 años, en general, los debates han sido ejercicios con formatos acartonados, en los que se cuidaron mucho las formas y los tiempos de participación. Algunos de esos episodios fueron recordados más por hechos ajenos a la exposición de los contendientes como en 2012, cuando la edecán Julia Orayen generó controversias por su vestido blanco entallado.
El expresidente del IFE y consultor en temas electorales Luis Carlos Ugalde dijo que también los aspectos no verbales del debate a veces son más importantes, como el temperamento de las candidatas y del candidato, las emociones, las reacciones y la empatía.
“Tienen un impacto limitado en los ciudadanos, primero, porque buena parte de quienes los ven ya tienen una postura predeterminada y sólo asisten para validar sus creencias, sus estigmas, sus simpatías y sus fobias”.
El posdebate
Mencionó que adicional a ello, son pocas personas las que ven los debates y en ocasiones es más importante la narrativa que se construye en el posdebate, “que eso sí puede generar un impacto, que, aunque limitado, es más grande y que sólo puede ser significativo cuando las elecciones son cerradas”.
Consideró que en el debate “un tema es importante es el temperamento, las emociones, las reacciones, la empatía y creo que Xóchitl Gálvez tiene más atributos para este tipo de ejercicios, se siente más cómoda para debatir, para sonreír frente a Claudia que es más rígida, que se le nota incómoda en este tipo de encuentros televisados”.
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