QUINTANA ROO – 20 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. La escalada del conflicto entre Ucrania y Rusia tomó un nuevo giro con el impacto de varios drones ucranios en una importante planta de procesamiento de gas en el sur de Rusia. El ataque, ocurrido durante la noche, afectó a la planta de Orenburg, operada por el gigante estatal ruso Gazprom. Las autoridades rusas confirmaron el incidente, que rápidamente provocó un incendio y obligó a suspender los envíos de gas desde Kazajistán, lo que representa un duro golpe a la infraestructura energética de la región.
Ataque al Corazón del Gas Ruso
La planta de Orenburg es una instalación clave, situada cerca de la frontera con Kazajistán y forma parte de uno de los complejos de producción y procesamiento de gas más grandes del mundo, con una capacidad anual de 45 mil millones de metros cúbicos. Esta instalación maneja no solo el condensado de gas de los propios campos de petróleo y gas de Orenburg, sino que también procesa el gas que proviene del campo Karachaganak de Kazajistán, lo que subraya su importancia regional.

El gobernador regional, Yevgeny Solntsev, detalló que los drones ucranios lograron incendiar un taller dentro de la planta, causando daños significativos en una parte de la instalación. Las consecuencias se sintieron de inmediato: el Ministerio de Energía de Kazajistán comunicó el domingo, citando una notificación de Gazprom, que la planta no podía procesar temporalmente el gas kazajo «debido a una situación de emergencia tras un ataque con drones». Por su parte, el Estado Mayor de Ucrania confirmó el «incendio a gran escala» y el daño a una unidad de procesamiento y purificación de gas.
Ucrania ha intensificado sus ataques en los últimos meses, centrándose en las instalaciones energéticas rusas. El gobierno de Kiev sostiene que estas infraestructuras son esenciales para financiar y mantener la maquinaria de guerra de Moscú. Este tipo de ataques a la infraestructura de gas y petróleo representan un intento estratégico de desestabilizar la economía rusa y limitar sus recursos para la guerra, llevando el conflicto más allá de las líneas de batalla convencionales.

Los ataques a la infraestructura energética como la planta de gas de Orenburg tienen un impacto directo en los mercados internacionales de energía. Aunque la planta está principalmente orientada a la producción y el procesamiento interno y regional (incluido Kazajistán), cualquier interrupción significativa en una instalación de este tamaño genera volatilidad en los precios del gas natural a nivel global. Los analistas energéticos están monitoreando la duración de la suspensión del procesamiento de gas para evaluar el impacto a largo plazo en el suministro regional y las repercusiones económicas para los países vecinos dependientes de esta ruta.