Los habíamos tenido en diferentes festivales en la capital mexa como Corona Capital en 2021 y The World Is A Vampire en el 2023. Después de ambas ocasiones, surgía la duda… ¿Se nos hará ver un headline show de Turnstile en la CDMX pronto?
Bueno, pues no tardó en darse. La banda de Baltimore, que nació en esa escena hardcore punk local y que ciertamente ha ido más allá de la etiqueta, dio uno de esos conciertos memorables que harán decir a varios “yo estuve en ese show de Turnstile en el Pabellón Oeste del Palacio de los Deportes”.
Una noche con esencia punk
También el Pabellón Oeste se ha convertido en un venue que, por su corte casi de garage clandestino, ofrece un ambiente muy especial e íntimo entre público y artista. Y esta noche, la esencia punk era el alma del lugar.
Un señor con su playera de los legendarios Pennywise confirmaba lo anterior. Su hijo o posiblemente nieto traía una camiseta de los Deftones, que no son punk pero que no se siente que desentone. Y por ahí, otros presumían las suyas de Royal Blood (que tocaron hace un par de días en el lugar) o la de NOFX que claro que entraba en el mood punky.
Por ahí, saltaba a la vista otra playerita muy cool de IDLES que hacía llegar el recuerdo de la vez que la banda británica se presentó en 2022 también en el Pabellón Oeste. No tan extrañamente, la emoción de ese concierto se replicaba para la noche con Turnstile.
Eso sí, mención honorífica para los poderosísimos Drain, hardcore punk de rollo ‘thrashero-surf’ que seguro ahora tienen más fans acá en México. E igual para los de Ceremony, porque qué cosa más brava de banda. Así como te tiran un tema bien recio y frenético, también explotan el lado crudo del post-punk.
Que nos perdonen las Margaritas Podridas (quienes curiosamente también abrieron a IDLES en el show de hace un par de años), porque no pudimos ver su acto ya que prensa entró más tarde…
La conexión de amor (y furia) de Turnstile en la CDMX
No hay que ser un conocedor para saber que este concierto de Turnstile en la CDMX iba a ser una locura. Los antecedentes de los festivales ya estaban, y todo eso lo reforzaba un fan que llevaba un trapo donde dibujó la frase ‘moshpit zone’.
Si a eso le agregan el coro desesperado de la gente gritando “¡T.L.C, T.L.C.!” (referencia a “Turnstile Love Connection”)… agárrense duro.
Turnstile es una banda que ha desafiado la rancia y cuadrada idea que no permite que el hardcore punk se mezcle con otro tipo de música. Y sí, se ve que muchos de sus fans lo entienden bien porque cantaban la intro grabada de “I Wanna Dance With Somebody (Who Loves Me)” de Whitney Houston.
Pero pronto, Brendan Yates y compañía subieron al escenario para reventarlo todo con “Mistery”, “Endless” y “Underwater Boi”. Justo como lo avisó el sujeto del trapo antes mencionado, la moshpit zone se extendió a lo largo de la pista aventando para atrás a varios de esos que prefieren pasar el rato grabando con el teléfono, que a decir verdad no eran tantos en esta ocasión.
“La energía que se siente aquí es muy especial. Muchas gracias por estar aquí”, decía Brendan Yates, quien seguramente vio lo intenso que estaba todo y por eso preguntó constantemente si la gente de atrás estaba bien. Tipazo.
Un mundo salvaje en el Pabellón Oeste
Claro que en la parte más cercana al escenario de Turnstile, la cosa estaba brutal. Era como ver un video musical de antaño, un poquito al estilo “Even Flow” de Pearl Jam o “Cowboys From Hell” de Pantera, donde el headbanging y la euforia se contagian.
Y eso que uno andaba más atrás, eh… Como sea, nos alcanzó el moshpit, no tan enérgico como adelante, pero sí suficientemente emocionante como para sentir que se te sale el corazón entre canciones tan furiosas como “Don’t Play” o “Real Thing”.
“Wild Wrld” sonó y el título de la rola le hizo justicia al show de Turnstile en la CDMX. Era un mundo salvaje donde podías ver cosas bastante random más allá del montón de gente brincoteando y sudando.
Un tipo sin playera andaba ahí, trepado en la estructura de uno de los pilares del Pabellón Oeste para ver el show. Y desde luego que la gente le pidió que saltara. Era el momento de honrar la vieja y casi olvidada tradición del crowdsurfing, pero no se animó…
“Quiero verlos, de este lado quiero verlos, a los de atrás quiero verlos… volemos juntos“, gritaba Brenda Yates para luego tocar “Fly Again”. ¿Se imaginan lo épico que hubiera sido escuchar eso para luego ver al sujeto en la estructura del pilar lanzarse hacia el público?
Nadie se quería perder la locura de Turnstile en la CDMX. Y no lo decimos solo porque en el concierto estuvieron presentes Marcos Crespo de Depresión Sonora o el mismísimo Travis Barker, quien ha andado de paseo por la ciudad luego del primer show de Blink-182 en el Palacio de los Deportes.
Solo para que se den cuenta de lo random del asunto… ¡Al frente ya estaba volando una muleta! Y si en realidad había alguien que usaba esa muleta, bueno, qué increíble que a pesar de todo decidiera no perderse el show de los de Baltimore.
El final del show llegó con “T.L.C. (Turnstile Love Connection)” con ese verso de cierre que es simplemente genial: “I want to thank you for letting me be myself”… De eso se tratan los conciertos como este; de ser nosotros mismos. Y en el caso de esta bandota, esa ‘conexión de amor’ con el público fue más que evidente.
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