
25 de abril 2025- Aunque los gatos a menudo parecen distantes o desinteresados, la ciencia ha demostrado que su cerebro es capaz de almacenar una gran cantidad de información. Lejos de ser fríos o desconectados, los gatos sí recuerdan eventos, emociones y experiencias con las personas y animales de su entorno. Esto los convierte en animales muy perceptivos y capaces de generar vínculos fuertes.
De acuerdo con investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, los gatos tienen memoria lo bastante avanzada como para reconocer patrones, sonidos y lugares, incluso después de mucho tiempo. Este hallazgo ayuda a desmentir varios mitos sobre su supuesta indiferencia.
El cerebro felino: pequeño pero impresionante
La Dra. Claudia Edwards Patiño, experta en comportamiento animal, explica que el cerebro de un gato pesa entre 25 y 30 gramos y representa solo el 0.9% de su peso corporal. A pesar de su tamaño, contiene alrededor de 300 millones de neuronas. Esto le da a los gatos una memoria más eficiente incluso que la de algunos perros.
Gracias a esta compleja red neuronal, los gatos recuerdan rutas, rutinas diarias, voces familiares y lugares específicos de su entorno. De hecho, muchos propietarios se sorprenden al ver cómo sus felinos reconocen sonidos como el de la lata de comida o el auto de su tutor.

¿Cuánto tiempo puede recordar un gato?
Según la Dra. Edwards, la memoria de un gato a corto plazo puede durar hasta 16 horas. Esto le permite recordar detalles recientes como la ubicación de su comida o los movimientos de alguien en casa. Pero más allá de eso, su memoria a largo plazo es aún más fascinante.
Los gatos sí recuerdan experiencias que les generaron placer, miedo o dolor. Por ejemplo, un juego divertido, una caricia, o una visita traumática al veterinario. Estas experiencias quedan grabadas en su mente y condicionan su comportamiento futuro.
Reconocen nombres y voces
Estudios recientes muestran que los gatos tienen memoria suficiente para identificar la voz de su tutor e incluso responder a su nombre. También son capaces de reconocer los nombres de otras personas o animales con quienes conviven. Cuando alguien les dice algo que no concuerda con lo que conocen, muestran signos de confusión o desinterés.
Este tipo de memoria asociativa ayuda a los gatos a desenvolverse en su entorno de forma más segura. A través de repeticiones y asociaciones emocionales, los gatos recuerdan tanto acciones como emociones, lo que fortalece su inteligencia emocional.
Aprendizaje y adaptación
La doctora Edwards menciona que los gatos sí pueden aprender rutinas complejas, como qué hacer durante un sismo, si se les entrena con paciencia y estímulos adecuados. A pesar de su fama de tercos, los felinos son muy observadores y aprenden con rapidez cuando encuentran la motivación adecuada.
Esto demuestra que con una convivencia diaria enriquecida y respetuosa, es posible estimular su aprendizaje y su capacidad de retener información. Además, las experiencias positivas contribuyen a que el gato cree recuerdos agradables y vínculos duraderos con su tutor.

¿Pueden olvidar?
Con el paso de los años, algunos gatos mayores pueden presentar un deterioro cognitivo similar al alzhéimer humano, conocido como síndrome de disfunción cognitiva felina. Este puede manifestarse a partir de los 10 años con desorientación, cambios de conducta o pérdida de habilidades aprendidas.