
1 DICIEMBRE 2025-INTERNACIONAL- La nueva orden de cierre aéreo anunciada por Donald Trump desató una tensión creciente entre Estados Unidos y Venezuela, en un momento marcado por maniobras militares en el Caribe que han incrementado la incertidumbre regional. La decisión del mandatario estadounidense, difundida mediante un mensaje directo y sin matices, advirtió que el espacio “sobre y alrededor” del país sudamericano permanecerá cerrado “por completo”. El aviso, dirigido a aerolíneas, pilotos y grupos delictivos, marca un punto crítico en la relación bilateral e intensifica un escenario ya cargado de fricciones y percepciones de amenaza.
La reacción de Caracas no tardó en llegar. El gobierno venezolano calificó el anuncio como una “amenaza colonialista” que buscaba, según afirmaron, vulnerar la soberanía nacional mediante un cierre aéreo impuesto de manera unilateral. Aunque Washington no detalló cómo se implementaría realmente la medida, el mensaje generó de inmediato un clima de incertidumbre para las compañías que aún operaban en el país.
En los últimos meses, Estados Unidos afirmó que su despliegue militar en la región responde a operaciones contra el narcotráfico. Sin embargo, múltiples voces cuestionan estas justificaciones y sostienen que el verdadero propósito sería presionar al gobierno de Nicolás Maduro. Desde septiembre, barcos de guerra estadounidenses han interceptado múltiples embarcaciones señaladas como narcolanchas, con más de 80 fallecidos en intervenciones cuestionadas por organizaciones de derechos humanos.

Impacto del cierre en aerolíneas y pasajeros
El tráfico aéreo en Venezuela registró afectaciones severas durante la última semana, especialmente después de que autoridades estadounidenses recomendaron precaución al operar en el espacio venezolano debido al aumento de actividad militar. La advertencia provocó que aerolíneas como Iberia, Air Europa, Avianca, Turkish Airlines y otras suspendieran sus vuelos. Ante esta situación, el INAC venezolano emitió un ultimátum para que retomaran operaciones, bajo amenaza de retirar sus derechos de tráfico.
Este escenario dejó a miles de pasajeros varados dentro y fuera del país, generando un fuerte recorte en la oferta de vuelos comerciales. La reducción del 24.7% en la frecuencia semanal reveló la fragilidad del sistema aéreo venezolano, dependiente de pocas rutas internacionales activas. Actualmente, solo conexiones hacia México, Colombia, Panamá, Perú, Cuba y algunas islas del Caribe continúan operando con relativa normalidad. Conviasa, la aerolínea estatal, mantiene rutas hacia Rusia, China y otros destinos, aunque la reducción de opciones globales incrementa el aislamiento del país.
El abandono de tantas aerolíneas coincide con una caída sostenida de conexiones internacionales durante los últimos años, lo que ha limitado la movilidad de ciudadanos y turistas. Las imágenes recientes de plataformas de monitoreo, donde apenas unas pocas aeronaves cruzan el espacio venezolano, evidencian las consecuencias del cierre aéreo y la presión externa que rodea a la nación. Solo Copa Airlines y Wingo han confirmado que seguirán operando, aunque en horarios reducidos y bajo evaluación constante de seguridad.

Repatriaciones detenidas y tensiones diplomáticas
La medida también afecta los vuelos de repatriación. Venezuela denunció que Estados Unidos suspendió, de manera unilateral, los traslados semanales del Plan Vuelta a la Patria. Según cifras oficiales, casi 14 mil venezolanos habían regresado al país mediante estos vuelos. Sin embargo, la falta de claridad por parte de Washington genera confusión entre los migrantes que esperan retornar y entre sus familias.









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