WASHINGTON (EFE).— El expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2121) envió test de covid al presidente ruso Vladimir Putin para su uso personal mientras el coronavirus asolaba el mundo en el año 2020, según revela un libro del veterano periodista Bob Woodward, quien en su día fuera uno de los descubridores del escandalo Watergate.
Así lo asegura el diario Washington Post en un artículo en el que se adelantan partes del libro “War”, que se publicará el 15 de octubre.
Según Woodward, Putin, aterrorizado por el virus, aceptó los suministros, pero se esforzó por evitar repercusiones políticas, no para él, sino para su entonces homólogo estadounidense.
Le advirtió a Trump que no revelara que había enviado el escaso equipo médico a Moscú. Putin, según el libro, le dijo a Trump: “No quiero que se lo digas a nadie porque la gente se enojará contigo, no conmigo”.
Cuatro años después, la relación personal entre Putin y el candidato a la presidencia por el Partido Republicano ha cambiado, aunque, según Woodward, han mantenido el contacto durante estos años.
Así, a principios de 2024 Trump ordenó a un asistente que se alejara de su oficina en Mar-a-Lago, su club privado y residencia de Florida, para poder realizar una llamada telefónica privada con el líder ruso.
El asistente anónimo de Trump citado en el libro indica que el magnate puede haber hablado con Putin hasta siete veces desde que dejó la Casa Blanca en 2021.
Estas interacciones entre Trump y Putin, inmerso desde hace más de dos años en una guerra contra Ucrania, hacen concluir a Woodward que “Trump es peor que Richard Nixon”, cuya presidencia fue deshecha por el escándalo de Watergate expuesto hace medio siglo por Woodward y su colega del Washington Post, Carl Bernstein.
“Trump fue el presidente más imprudente e impulsivo de la historia estadounidense y está demostrando el mismo carácter como candidato presidencial en 2024”, apunta el periodista.
El republicano es una de las figuras más críticas con la ayuda prestada por Estados Unidos a Ucrania, ya que cree que las naciones europeas son quienes deberían pagar más los costos del conflicto y su visión es que los dos países negocien, en lugar de esperar a que Vladímir Putin termine derrotado.
Si gana las elecciones, ha afirmado, está dispuesto a trabajar en un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania.
Sobre este tema, el primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán, aseguró ayer que si Trump vuelve a la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre, descorchará “varias botellas de champán”.
En rueda de prensa en el Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia), donde hoy intervendrá en el pleno para exponer las prioridades de la presidencia rotatoria de la Unión Europea —que Hungría desempeña este semestre—, Orbán recordó que los líderes de la UE se reunirán en una cumbre informal en Budapest el próximo 8 de noviembre, tres días después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y pidió a los Veintisiete que reaccionen con rapidez si Trump resulta electo.
Porque “si Trump es presidente, no esperará a la ceremonia de inauguración (en enero) para poder gestionar una paz en la guerra entre Ucrania y Rusia, tal como prometió y yo propondría tomarle en serio”, dijo.
“Actuará inmediatamente, por tanto, como líderes europeos, no tenemos ningún tiempo que perder… porque no habrá dos o tres meses como habitualmente tenemos (…) por lo que tenemos que reaccionar, primero intelectualmente, filosóficamente y luego estratégicamente y actuar, tan rápido como sea posible”, añadió.