
24 JULIO 2025- INTERNACIONAL- La compañía Chevron ha recibido nuevamente autorización para operar en Venezuela, tras un acuerdo impulsado por la administración del expresidente Donald Trump. El reinicio de la extracción de petróleo ocurre después de intensas negociaciones que incluyeron intercambios diplomáticos y la reciente liberación de diez estadounidenses presos en territorio venezolano. Aunque los términos del acuerdo aún no son públicos en su totalidad, fuentes aseguran que no se pagarán regalías ni impuestos al gobierno de Nicolás Maduro.
Chevron, por su parte, asegura que continúa cumpliendo con las normativas y sanciones estadounidenses. “Chevron opera a nivel mundial en cumplimiento de las leyes y regulaciones aplicables, así como del marco de sanciones establecido por el gobierno estadounidense, incluso en Venezuela”, expresó su portavoz Bill Turenne. Esta reapertura marca un cambio en la postura política de Trump, quien a inicios de año había revocado la licencia otorgada previamente durante la gestión de Joe Biden.

Impacto político y energético en la región
El retorno de Chevron ha causado opiniones encontradas. Mientras algunos sectores consideran que se trata de una maniobra geopolítica para contrarrestar la creciente influencia de China en América Latina, otros critican que se flexibilicen las sanciones hacia el régimen de Maduro sin exigir avances democráticos. Voces como la de Laura Loomer, simpatizante del movimiento MAGA, calificaron la decisión como una amenaza a la seguridad energética de Estados Unidos.
No obstante, expertos del sector energético sostienen que la medida busca responder a la estabilidad del mercado petrolero. Según cifras de la OPEP, la producción venezolana se mantiene entre los 900.000 y el millón de barriles diarios, un volumen bajo para las necesidades globales. Para compensar, Venezuela ha recurrido a desvíos hacia China a través de países intermediarios como Malasia, lo que ha generado advertencias desde la Casa Blanca por posibles sanciones del 25% a quienes importen crudo venezolano.

La infraestructura petrolera venezolana se encuentra muy deteriorada, por lo que el regreso de empresas como Chevron podría significar también una oportunidad de modernización técnica. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos han advertido que cualquier beneficio económico generado debe ir acompañado de garantías sociales, especialmente en un país con niveles de pobreza y migración alarmantes.
La nueva etapa entre Chevron y Venezuela representa un capítulo más en las tensiones geopolíticas que cruzan intereses energéticos, políticos y humanitarios. A futuro, la forma en que se maneje este acuerdo podría definir el rumbo de la política exterior estadounidense respecto a gobiernos sancionados y la influencia global sobre los recursos estratégicos.
