
14 DE JUNIO-El presidente de #Estados Unidos,#Donald Trump, lanzó una advertencia directa a Rusia: si en 50 días no se logra un acuerdo de paz en el conflicto con Ucrania, impondrá aranceles del 100 % a los productos rusos. Así lo declaró durante una rueda de prensa conjunta con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, donde aseguró que en Washington hay un profundo descontento con el Kremlin y que las medidas económicas “muy severas” estarían listas para aplicarse.
Trump explicó que su administración ha gastado miles de millones en apoyar a Kiev y que no está dispuesto a seguir cubriendo los costos de una guerra que, en sus palabras, “fue provocada por la administración de Joe Biden”. Agregó que, aunque espera no tener que aplicar los aranceles, está preparado para hacerlo si Putin no actúa pronto. La presión, dice, puede acelerar las negociaciones de paz.
Una de las medidas inmediatas que anunció el mandatario fue un acuerdo con países europeos para que sean ellos quienes paguen el envío de armas a Ucrania. Según Trump, Estados Unidos fabricará los sistemas de defensa Patriot y otros equipos, pero no cubrirá los costos, los cuales serán asumidos por las naciones europeas. Esta decisión marca un cambio en la política de financiación del armamento enviado a Kiev.

El presidente también justificó el plazo de 50 días, señalando que es suficiente para lograr un entendimiento si existe voluntad real de paz. “Esta guerra nunca debió haber empezado”, insistió, reiterando que su partido no comparte la responsabilidad del conflicto. Aseguró además estar decepcionado con Putin, ya que creía que habían llegado a un acuerdo semanas atrás.
Desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, criticó la estrategia estadounidense. A pesar de los altos costos, reconoció que los envíos de armas siguen su curso. Añadió que, aunque parte del material será financiado por Europa, el flujo de armamento estadounidense hacia Kiev no ha cesado, lo que refuerza la postura rusa de que Occidente sigue alentando el conflicto.
Expertos en relaciones internacionales advierten que el uso de aranceles como herramienta de presión geopolítica puede tensar aún más el comercio global. Además, consideran que un aumento en las sanciones comerciales podría tener efectos secundarios para los mercados estadounidenses y europeos, ya golpeados por la inflación y la inestabilidad económica. Esta estrategia también podría provocar represalias por parte de Moscú, afectando sectores energéticos clave en Europa.
